El accidente laboral que el pasado 5 de febrero se cobró la vida de dos trabajadores de la depuradora de aguas residuales de Calatayud continúa siendo investigado por los servicios de la Inspección de Trabajo de la Diputación General de Aragón. El siniestro, que guarda una gran similitud con el ocurrido en el colector de Vadorrey, causó una honda conmoción en la opinión pública de la ciudad bilbilitana.

El accidente se registró cuando Miguel Angel Giménez, de 40 años, y Roberto Pérez Piqueras, de 28, realizaban trabajos de mantenimiento en las instalaciones, situadas a las afueras de Calatayud.

Las víctimas, que trabajaban para la empresa Gestión de Aguas de Aragón, se hallaban en el momento de su fallecimiento en un depósito de agua vacío al que habían bajado sin equipos de oxígeno, según indicaron en su día fuentes de la Diputación General de Aragón. La causa de la muerte pudo ser la inhalación de gases tóxicos, como el metano o el ácido sulfhídrico, al igual que sucedió en el colector de Vadorrey.

En la depuradora se hallaba otro operario que vio cómo sus dos compañeros bajaban al depósito. "Oí unos gritos --relató-- y me asomé a la boca superior del depósito". Desde allí vio que una de las víctimas, Pérez Piqueras, estaba tendida en el fondo, mientras que Giménez permanecía reclinado a escasa distancia del primero. Alarmado al comprobar que ninguno de ellos se movía ni respondía a sus llamadas, avisó a los servicios de emergencia de Calatayud.

ROTURA DE UNA VALVULA Cuando los equipos de rescate llegaron a la instalación, situada a unos dos kilómetros del casco urbano, comprobaron que ambos operarios habían fallecido. Según una primera versión de los hechos que tiene que ser confirmada por el Instituto Aragonés de Seguridad y Salud Laboral, uno de los trabajadores había bajado al depósito para arreglar una compuerta.

Cuando se hallaba reparándola, se rompió una válvula y empezó a entrar una gran cantidad de agua sucia y de olor pestilente. El segundo operario, que se percató de lo que ocurría, bajó de inmediato a socorrer a su compañero y debió de fallecer al inhalar los gases tóxicos que desprendían las aguas residuales.

Los primeros análisis practicados en el lugar de los hechos desvelaron que los gases causantes de los fallecimientos eran producto del proceso de putrefacción de la materia orgánica tratada en la depuradora.

El accidente laboral de Calatayud, que ocurría menos de medio año después del que acabó con la vida de los trabajadores del colector de Saica, en Vadorrey, provocó una ola de indignación en los sindicatos, que exigieron que se depuren las responsabilidades que puedan existir en el siniestro.

La inquietud social se vio acentuada por el hecho de que, el mismo día que se produjo el accidente de la depuradora, se registró un nuevo siniestro laboral en Alcañiz. La causa de esta tercera muerte en menos de veinticuatro horas fue el desprendimiento de una pieza de hierro transportada por una grúa y que golpeó en la cabeza al trabajador Alvaro Cebrián, de 28 años.