La mejor muestra de que Teruel Existe la vemos ayer en la penúltima jornada de campaña (¿alguien ha visto algún cartel? ¿alguien ha oído algún coche con altavoces emitiendo la sintonía de algún partido?). El secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, se dio un paseo con la plana mayor de los socialistas turolenses y el secretario general del partido en Aragón, Javier Lambán. El mediático Toni Cantó, de Ciudadanos, hizo lo propio con sus compañeros de partido. Ambos partidos se juegan un escaño con la formación Teruel Existe. Los socialistas el segundo y los naranjas el que les permitiría mantener la representación por esta provincia. Dicen que Pedro Sánchez da por perdido el tercer escaño de Zaragoza, pero que no así el segundo de Teruel, por lo que prefirió centrar las fuerzas en otras provincias donde sí hay más en juego y optó por ir a tierras levantinas y mandar a Ábalos a Teruel. Como también es ministro de Fomento, aunque sea en funciones, su visita vino con un regalo añadido para la provincia: la licitación de la electrificación de la línea ferroviaria Sagunto-Teruel Valencia. Con un par. Qué oportuno todo. 23 millones de euros añadidos a los más de 100 que se han licitado en un año. En cualquier caso, Teruel Existe siguió insistiendo ayer en que no hay interés en un tren que reivindican pero que cuando algún día esté hecho cruzará raudo y veloz por toda la provincia para parar en Zaragoza.

No hay mayor casualidad que la que se plasma en el BOE en plena campaña, y aunque la junta electoral se pone pejiguera en algunos casos, no sucede en estas ocasiones. Ayer la licitación de los estudios de tráfico de la AP-2 para liberalizarla, hoy el tren a Teruel... Aunque cada uno juega sus armas y es humanamente comprensible que cuando te están diciendo todo el día que no haces nada por un sitio te plantes en él, saques pecho y recuerdes que en el último año y medio se han soltado más de 100 kilates de dinero público para infraestructuras.

Cosas inauditas de una ley que, en cambio, mantiene costumbres tan absurdas como mantener el día de reflexión, en el que nadie puede hacer proclamas públicas a pesar de que en redes sociales el sábado se llenará de propaganda. Unas directrices tan difíciles de justificar como la que obliga a empresas de televisión privada a mantener la pluralidad en sus debates aunque por las mañanas puedan blanquear a la extrema derecha o dar cera a diestra y siniestra.

Son cosas del pasado, pero cierto es que en España las leyes se reforman con rapidez según conviene. El artículo 135 de la Constitución para apretar un poco más a los ciudadanos se reforma en una sola tarde de agosto, pero una modificación puntual de una ley electoral puede costar años. Mientras tanto, no pueden publicarse encuestas en la recta final de campaña pero el sábado podrán subir los tomates, las berenjenas o las naranjas que todo el mundo identifica con algunos partidos. No hay nada peor que tratar a la ciudadanía de forma infantil, porque al final acaba volviéndose infantil. O se rebota.

Sin ir más lejos, en las anteriores elecciones generales la junta electoral atendió la denuncia de un partido contra este periódico por publicar, el sábado, una entrevista reportajeada con un candidato. Como se había hecho hasta entonces con el candidato de la lista más votada. La junta electoral recriminó a este periódico la publicación de este reportaje en el que, por otra parte, en ninguna línea se apelaba al voto. Algo que sí hacían todos los partidos en las páginas siguientes, donde se recogía con profusión el cierre de campaña de todos los grupos. Una anécdota de lo absurdas que son las cosas en pleno siglo XXI, como si el votante pudiera dejarse influir por un texto en el que un candidato sale haciendo paellas o jugando al futbolín.

Acaba una campaña corta en la que lo mejor que ha sucedido en Aragón es que se ha hablado poco de Cataluña y donde todos los partidos han hecho sus propuestas. Ahora solo falta reflexionar mañana quien no lo tenga aún claro y el domingo, que cada uno vote a quien quiera, si es que quiere votar a alguien.