Las características más notables de la candidatura zaragozana a la Expo fueron la valentía y la unidad. La perspicaz osadía de Juan Alberto Belloch, como impulsor, y más tarde de José Atarés, que empujó un proyecto que no era suyo, han resultado determinantes para que la ciudad lograra la nominación. Ahora toca cambiar de ciclo pero es necesario que se mantengan estos dos elementos cruciales. ¿Por qué no utilizar la mayor agilidad de la sociedad de la Expo para acometer otras obras en la ciudad? Desde este órgano probablemente se ganaría tiempo y se evitarían algunos debates estériles.