Hace justo un año, la lluvia amagó con aguar la fiesta en Motorland. La jornada de entrenamientos libres del viernes metió el miedo en el cuerpo no solo a pilotos y escuderías, sino también a los aficionados, que apenas poblaron las gradas. Con escasa actividad en el trazado, los esfuerzos se centraron en mirar al cielo y confiar en una huida de los nubarrones. Escampó y, tras un asomo de neblina a primera hora de la mañana del domingo, la luz volvió a inundar Motorland durante otro fin de semana mágico. No hay incertidumbre que valga esta vez. Ayer, el sol dejó bien claro que llegó para quedarse durante todo el Gran Premio. Hará calor. Mucho calor de hecho.

Arderá Alcañiz no solo por el mercurio, que rebasó ayer los 30 grados en las horas centrales del día y que volverá a hacerlo tanto hoy como mañana, el día grande. Arderá porque no se presentan impedimentos de consideración para estropear el espectáculo tanto dentro como fuera de la pista. Ayer, todavía con el circuito medio desnudo, las gradas de Motorland mostraron solo un pequeño anticipo de lo que vendrá: apoteosis total. Precisamente, la propia organización del Gran Premio señala al calor como el único factor que podría echar para atrás a algunos aficionados que esperan a última hora para decidir si se presentan o no en Alcañiz. De momento, el ritmo de entradas ha venido siendo superior al del año pasado, pero es demasiado pronto aún para soñar con una cifra récord de asistencia, establecida, hace dos años, en casi 117.000 personas durante todo el fin de semana.

Lo que es seguro es que Motorland escribirá una página más de esa historia que comenzó hace ocho años. Considerado desde sus inicios como uno de los mejores circuitos del Mundial, el trazado del Gran Premio de Aragón volverá a mostrar Alcañiz al mundo. Casi nada. Velocidad grabada a un fuego que ya se metió en el cuerpo de unos aficionados que llenaron las calles de la localidad turolense de olor a goma quemada y gasolina. Todo listo.

Para listo, Marc Márquez, el mejor piloto de la actualidad y uno de los más grandes de todos los tiempos. A sus 25 años, el de Cervera, seis veces campeón del mundo y cuatro de ellas en la categoría reina, no se cansa de batir récords de precocidad. Solo su talento es mayor que su ambición y ayer volvió a marcar territorio. Porque Motorland, donde ya ha ganado en tres ocasiones, es suyo. A apenas dos horas de casa, Alcañiz cautiva tanto a Marc como a Marc un circuito que ayer, sin embargo, se le atratagantó por la mañana. «Estábamos lejos de las Ducati, pero por la tarde hemos dado ese paso adelante, aunque todavía nos faltan varios por dar», aseguraba el ilerdense al término de la segunda tanda.

Al campeón y líder indiscutible del campeonato no le ha gustado el desarrollo de los entrenamientos de calificación de los últimos grandes premios, así que esta vez se propuso cambiar. Y ganar. Y cuando Márquez se propone ser el mejor, rara vez no lo consigue. Ayer, con neumático blando, también lo hizo a base de casta y calidad. Nadie más pudo siquiera hacer frente a unas Ducati que parecían volar sobre el asfalto aragonés. «Somos líderes porque tenemos una moto para competir con ellos», aseveró el campeón. Lorenzo, segundo; y Dovizioso, tercero, son la gran amenaza. La única. «Voy a intentar ganar, pero si no lo consigo no pasa nada. El objetivo es el podio y, sobre todo, el Mundial», afirmó Márquez. El mallorquín se quedó a algo más de una décima y el italiano, que había arrasado por la mañana, a más de cuatro décimas. De Rossi, por encima de un segundo de distancia, poco se supo.

Intuye el catalán una carrera en grupo, aunque preferiría que no lo fuera. «Cuantos menos estén delante y más aburrida sea, mejor», aseguró. Claro que lo ideal sería escaparse en solitario, algo que el potencial de las Ducati hace casi inviable. En cualquier caso, seguro que el español tendrá tiempo para echar un vistazo al monumento en su honor levantado en la curva 10 del circuito. Ayer ya lo hizo, si bien todo fue «un poco raro al principio. Incluso he tenido algún susto en esa curva y he pensado que como me cayera, me iban a inundar de memes en las redes sociales, pero ha sido muy emotivo y especial».