Mientras la riada en el Ebro evidencia el carácter torrencial e imprevisible del río, el Plan Hidrológico Nacional (PHN) sigue cosechando fracasos en el ámbito comunitario. La Dirección General de Economía y Finanzas de la Comisión Europea ha publicado un dictamen claramente negativo en relación con el trasvase y la pretensión de que sea financiado por la UE. A la luz de tales acontecimientos (y de los que han de sucederse en los próximos días), la convocatoria de una manifestación en Valencia y los esfuerzos del PP levantino por animarla con fondos públicos constituyen una clara muestra de debilidad. Los partidarios del PHN jamás creyeron que se verían forzados a echarse a las calles para defender in extremis lo que anunciaban como paseo militar .

La torpe argumentación de representantes de la patronal valenciana, que han querido aprovechar la crecida del Ebro para justificar el trasvase, no deja de ser el intento de agarrarse a una clavo ardiendo. El ministro Matas no se atrevió a tanto cuando ayer visitó Boquiñeni, donde no fue acogido precisamente con vítores. El PHN se viene abajo. Tal vez por eso el Ebro se exhibe en su plenitud como no lo hacía desde hace varios decenios.