Después del comunicado de ETA, que no puede destilar más bilis ni peor intención, lo fácil sería satanizar al insensato ése de Carod, sostener que efectivamente pactó con los terroristas una moratoria de sus acciones en territorio catalán, e inmediatamente exigir a Pascual Maragall que expulse del gobierno catalán a los consejeros de ERC. Si lo hace, crisis de los socialistas en una Comunidad que en estos momentos es emblemática para ellos. Si no lo hace, habría que decir que el líder de la Generalidad pacta hasta con el diablo para mantenerse en el cargo, y elevando el tiro, sería preciso exigirle a Zapatero que a su vez censurara la acción de su subordinado. Si lo hacía, crisis generalizada, y si no lo hacía, pues todo el PSOE sería un partido que indirectamente estaría siendo apoyado de forma consentida por una banda terrorista. Fácil, ¿no? Pues sí, demasiado fácil, demasiado evidente. Vámonos al otro lado: dos silenciosos hasta la fecha como Rajoy y Piqué emiten de corridito dos mensajes muy similares. Alguno ya va pensando que el PSOE estaba subiendo mucho, y que había que hacer algo. Pero eso sería jugar con fuego, como el no haber detenido a los etarras en su momento.

*Abogado