Los cuatro muleros del PP nacional están empeñándose en hacer buenos a Carod, Maragall y Pepiño Blanco, los pobres tan desastrados ante la ubérrima siega que se prometían los zagalillos de ese notorio dominador (ya casi abuelo) que juega sus mejores partidas en Quintanilla...¡de Onésimo! Reconozco mi admiración hacia los militantes aragoneses del PP, tan disciplinados y sufridores, tan mudos y con el corazón embridado ante posicionamientos que desde la privacidad estiman errados, tan palmeros cuando Federico empuña la guitarra y se descuelga por martinetes y fandanguillos en Teruel. Estos muleros, nada que ver con los disciplinados, serios y compungidos militantes maños, están a punto de dilapidar el granero de votos populares en Aragón (¡a pesar del PHN, o mejor, del Trasvase!). Y al frente del muladar aparece Federico Trillo, fuertemente vinculado vía despachos del pasado con Aragón. Cartagenero de pro, miembro supernumerario de la Obra y jefe de los militares, se ha convertido en el payaso mayor del Reino con sus numerosas e hilarantes salidas de tono. Que no venga a Aragón: el horno popular no está para bollos.

*Profesor de Universidad