El Ayuntamiento de Zaragoza ha dado a conocer esta misma semana una excelente idea, el Saraqusta Film Festival. Se trata de un certamen de cine histórico que tendrá lugar entre los días 26 de septiembre y 2 de octubre y que, si se organiza con la profesionalidad esperada, puede ser un gran referente cultural, no solo para quienes amamos el cine histórico. El área de Cultura que preside la vicealcaldesa Sara Fernández ha elegido una temática idónea que puede situar a la capital aragonesa en el mapa de los festivales de cine con la suficiente distinción como para perdurar en el futuro. Zaragoza respira Historia por todos sus costados y no es casual que ya el año pasado se celebraran las Primeras Jornadas de Novela Histórica. El género le viene al pelo a una ciudad que ha tardado demasiado en vender la Historia como una de sus grandes esencias.

Solo me falta reseñar una pequeña advertencia. Hace doce años asistí al I Festival de Cine Histórico de León. La organización desplegó entusiasmo y esfuerzo en proyecciones y actividades alternativas. En las salas se podía ver desde El puente (1959), de Bernhard Wicki o El último rey de Escocia (2007), de Kevin Macdonald, hasta un documental sobre El Bierzo leonés o la muy notable El último guion. Buñuel en la memoria (2008), de Gaizka Urresti y Javier Espada, que conquistó el primer premio. El que salió perdiendo fue el festival, que eliminó el término «histórico» en sucesivas ediciones. El periódico oficial apenas le dedicaba una columna al día; el otro diario de León, marginado por la organización, vapuleaba el certamen con saña. En Zaragoza todos deberíamos remar juntos y con mucha paciencia para que esta gran iniciativa se consolide.