Había pensado escribir sobre las movidas internas que tienen en el PAR y en Ciudadanos en Aragón, pero luego he pensado que esto no le interesa a la gente tanto como si vamos a poder comprar el licor que queramos estas navidades. Los políticos se pelean, suben y bajan y dimiten o les cesan, pero los temas importantes se debaten en las cafeterías a media mañana, y a nadie le importan el baile de nombres y las acusaciones cruzadas entre unos bandos y otros (salvo por el edificante espectáculo de este fin de semana en el congreso del PAR, que ha sido como una bronca en el parlamento de Corea del Sur). De lo que habla (hablamos) la gente es de que se empieza a notar el desabastecimiento del que tanto se queja la industria, desde la de los disfraces hasta la del automóvil, por culpa del tapón de suministros en China. Pero eso produce un efecto cadena que ya se ve en determinadas áreas más cercanas al consumidor de a pie. Esto es una anécdota, pero es un pequeño indicativo: llevo días buscando un determinado modelo de lápiz de labios y está agotado en todas partes. Es de uso común, nada exclusivo, pero en todas las tiendas me dicen que hace tiempo que no les reponen género con la regularidad de antes. Seguro que muchos de ustedes tienen otros ejemplos de bienes que antes se adquirían con normalidad y ahora están agotados. ¿Me voy a morir por no encontrar el pintalabios? Evidentemente, no. Pero es que esta pregunta (si es vital comprar determinadas cosas) igual nos la tenemos que hacer más a menudo de lo que nos gustaría de ahora en adelante. El covid ha cambiado muchas cosas, y esta, la del desabastecimiento en el primer mundo, va a cambiar más de un paradigma. Ya lo verán.