Luis María Beamonte

Jorge Azcón

Azcón tampoco tiene un perfil excesivamente orgánico, y menos en una comunidad donde el peso de Huesca y de Teruel siempre debe contar, y la estructura sociológica del territorio es muy diferente a la del perfil eminentemente urbano de Azcón. Por tanto, en el caso más que probable de que presida la formación, tendría que buscarse una alternativa a las Cortes y ahí el abanico se abre un poco más, aunque contará y mucho tanto la opinión de Azcón como el núcleo de mayor confianza de Pablo Casado y Teodoro García Egea en la comunidad autónoma: el presidente del PP en Zaragoza, Ramón Celma, y el diputado nacional Pedro Navarro.

Pueden surgir otras sorpresas, y habrá también movimientos alternativos en un partido que suele coser internamente las heridas, aunque estas suelen tener siempre una gran profundidad. De hecho, en este momento hay numerosos populares apartados por la actual dirección nacional y autonómica que miran con atención y de perfil los próximos movimientos.

La marcha de Beamonte era algo que se esperaba, solo era el momento de saber cuándo pactaría con la dirección nacional algo que convenía y deseaban las dos partes: su renuncia. Ayer se hizo efectiva y se abre un escenario nuevo en el espacio ideológico de los partidos conservadores aragoneses. Hasta el 18 de diciembre, fecha del congreso, se avecinan momentos internos intensos.

33 La renuncia de

a continuar presidiendo el PP aragonés, y por tanto a optar a presidir el Gobierno de la comunidad autónoma abre un camino nuevo en la política autonómica con numerosos interrogantes y que tendrá sus contrapesos orgánicos y preelectorales dentro y fuera del partido. Lo primero y más urgente es decidir quién le sucederá. El nombre de

suena con fuerza. Es, en estos momentos, el principal perfil que tiene la primera fuerza conservadora con la suficiente solvencia y popularidad, aunque su vinculación al Ayuntamiento de Zaragoza hace muy improbable que opte a liderar el partido en las Cortes de Aragón. Sería una apuesta demasiado arriesgada y podría suponer un suicidio político tanto para él como para la formación, que tiene bien amarrada con la candidatura de Azcón la Alcaldía de Zaragoza pero el salto a la política autonómica podría poner en peligro para los populares esta institución y no aseguraría que pudiera conseguir los suficientes votos como para presidir Aragón, algo que, además, no está en los planes del actual alcalde de Zaragoza.