Este jueves se celebró la Harry Potter Book Night y volví a ser Harry Potter. Como animador, me he metido en la piel de grandes personajes de la literatura (Gerónimo Stilton, Lobo Rojo, Bat Pat…). Recuerdo por ejemplo estar dentro del disfraz de la Ardilla Rasi, dando botes entre la chavalería, y al lado la autora Begoña Oro firmando los libros muy dignamente en la Librería París. Soy muy fan de la Oro, así que fue un honor ser su criatura por unas horas. En esta ocasión, estando disfrazado del bueno de Harry Potter en Fnac Zaragoza, casi echaba de menos a la J. K. Rowling al lado para que me diera su bendición (aunque a lo mejor a ella no se la darían, cosas de la cultura de la cancelación). Me la dio Lucía Etxebarria, que pasaba por allí para presentar su libro (algo es algo), y me llamó «Maño Potter», por mi marcado acento de la ribera. Me metí en la piel de Harry Potter por primera vez hace unos años, con motivo de la publicación del libreto de teatro Harry Potter y el legado maldito. En esta obra Harry ya es algo mayor y es padre de tres hijos, así que podía representarlo sin resultar ridículo, pues ya tengo una edad y la paternidad también me ha alcanzado.

Y este jueves volví a las andadas, a repetir hasta que guste, que dirían Faemino y Cansado. Las gafas, la capa y la varita volvieron. En esta ocasión se cumplían 25 años de la publicación de la primera novela, Harry Potter y la piedra filosofal, y también participé en la lectura de una de sus páginas. Un reto que partió de la Librería Siglo 21; yo me apunté, y mis dos hijos también (ellos sí que son fans de verdad del pequeño mago), y un montón de valientes hasta completar el reto de las 259 páginas del libro, una por persona. Merece la pena ver los vídeos. Mucho mejor que el audiolibro, dónde va a parar.