España: siempre lo mismo. Mierda de país, o mejor dicho, mierda de dirigentes, que no se quieren enterar. No aprenden ni a tiros. El pasado no es únicamente vida usada sino experiencia de la que aprender para no volver a cometer los mismos errores, como solemos hacer los humanos, los únicos animales del planeta que caemos siempre en la misma piedra.

Tristemente, el problema en este caso concreto, no tiene su origen en esta que entendemos parte de la naturaleza del ser humano, sino que está directamente relacionado con la falta de cualificación, interés y memoria histórica de aquellos que nos representan, que lejos de poner el foco en defender los verdaderos intereses de la ciudadanía, los derechos y las libertades conquistados a lo largo de siglos, se centran única y exclusivamente en salvar su propio culo, en llenar sus arcas personales y alimentar sus gigantescos egos. Y como están en esas, no reparan en que otros andan empeñados no solo en medrar personal y profesionalmente, sino en, sigilosamente, ir dando pasitos para convertir esta sociedad de hoy (que todavía deja espacio para aquellas voces críticas que no pertenecen a la melodía dominante), en otra que tiene más visos de aquella en la que reinaban el Absolutismo y la Santa Inquisición, no tan lejanas en el tiempo.

Ahí tienen el último escenario que arrojan las elecciones de Castilla y León. No hace falta ser muy listo para leer los titulares. Fracaso del PSOE, victoria descafeinada del PP, desfonde de titanes, empoderamiento de un peligroso David, al que muy pocos ven venir. No funciona la alianza PSOE-Podemos a nivel nacional, la misma mierda con distinto signo sería el sello PP-Vox. ¿Por qué no apostar por fusiones más creativas que ya vivimos en los albores de nuestra ya no tan joven democracia?