El Periódico de Aragón

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Álvaro Sierra

El fin de la globalización

Las tesis de Francis Fukuyama, tras el final de la guerra fría y con la victoria de la democracia liberal, auguraban un periodo sin confrontaciones bélicas. Se preveía que la única ideología sería el bienestar social basado en el libre mercado de una globalización que no tenía fin. El politólogo acertó, en parte, hasta que irrumpió la pandemia y el conflicto de Ucrania. Lo que dibujó el ensayista en su obra El fin de la historia y el último hombre se ha quedado desfasado. El mundo ya no es como lo conocemos: el liderazgo económico de China, el nuevo modelo del islamismo de guerra, o la derrota americana en Afganistán han visibilizado que el mundo no se lidera desde la Casablanca. En el mundo multipolar que nos toca vivir aún hay más conflictos étnicos y nacionalistas que países basados en la libertad de mercado y la seguridad jurídica en un Estado de Derecho. Nadie sabe qué nos deparará el futuro ni cuales serán las consecuencias de la invasión ilegal emprendida por Putin. Si habrá participación activa de la OTAN en Ucrania, si China tomará conciencia en el conflicto europeo o si otras potencias económicas decidirán dar un salto belicista para reforzar su zona de influencia en el mundo.

Suficientes llamadas de atención tenemos ya como para no prepararnos como país o a nivel europeo. Quizá la Unión Europea sí haya sabido entender esa recomposición geopolítica y por eso su papel está siendo clave en el conflicto de Ucrania. Lo de España es otro cantar. El mundo multipolar nos lleva a ser más desconfiados a los factores exógenos que nos limitan económica y socialmente. Habrá que apostar por más seguridad, alianzas estratégicas al margen de Estados Unidos y más autonomía energética. El mundo ya no es el mismo. La invasión de Ucrania y sus consecuencias suponen un antes y un después. Habrá que ver que papel juega España: como protagonista en la UE o una mera comparsa.

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