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Jorge Cajal

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Jorge Cajal

¿Marine Le Pen?

Si quienes deberían votar a Macron se abstienen o votan a la ultraderecha, esta podría ganar

Ha habido algunas sorpresas en las elecciones de Francia, como el esprint final de Mélenchon (que ganó incluso en el distrito uno de París, el del Louvre y las Tullerías, porque los votos de los presos se contabilizan en la plaza Vendôme, sede del ministerio de Justicia) o la caída de la derecha gaullista por debajo del cinco por ciento de los votos. Pero finalmente han pasado, como hace cinco años, las mismas candidaturas al segundo turno y en el mismo orden. Si es cierto que la historia no se repite nunca, ¿podríamos asistir a un escenario distinto el próximo 24 de abril?

Emmanuel Macron cuenta desde la misma noche electoral con el apoyo de conservadores, socialistas y ecologistas. Parece una buena noticia, pero en la letra pequeña se aprecian algunas contradicciones. En primer lugar, se trata de fuerzas políticas que han obtenido un resultado muy por debajo de sus expectativas, sus gastos de campaña no van a ser cubiertos por el Estado y su electorado está muy decepcionado. En este sentido, algunos podrían abstenerse y otros incluso votar a Le Pen, siguiendo las consignas de los derechistas más radicales del partido gaullista Los Republicanos.

No hay que olvidar, en cambio, que Macron ha sido el candidato más votado, incluso con más margen que hace cinco años

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No hay que olvidar, en cambio, que Macron ha sido el candidato más votado, incluso con más margen que hace cinco años, y que tiene una base electoral importante. Pero como tendrá que hacer propuestas a derecha e izquierda si quiere ampliarla, correrá el riesgo de mostrarse incoherente o poco convincente: ¿nuclear y renovables? ¿Jubilación a los 65 años, pero ahora resulta que todo es negociable y nos podríamos quedar en los 64? Finalmente, cuenta con la historia democrática de Francia a su favor, con la disciplina republicana de un país que se une mayoritariamente detrás del partido más votado para frenar el paso a la extrema derecha desde los tiempos de la III República.

Marine Le Pen, aunque haya obtenido menos votos, esta vez sí puede ganar. Cuenta con apoyos sólidos y convencidos de un diez por ciento del electorado que se decidió por otras candidaturas de extrema derecha, además de con una parte del conservadurismo tradicional. Como ha hecho una campaña centrada en el coste de la vida, puede conectar con las clases populares sin parecer oportunista y, por tanto, resultar interesante para algunos votantes de Mélenchon. Además, la abstención podría favorecerle si su electorado potencial está muy movilizado y la rabia de una parte de los votantes de izquierdas les conduce a no practicar la disciplina republicana en el segundo turno.

Según una expresión que ya se emplea en Francia, un sector no pequeño del electorado rechazaría elegir entre Thatcher y Maurras, es decir, entre las reformas neoliberales (sanidad, jubilaciones, educación) o la herencia protofascista del movimiento Acción Francesa. Si quienes «deberían» votar a Macron (por historia, por posición social, por cultura política) se abstienen o incluso votan a Le Pen, la victoria de la extrema derecha en Francia es posible.

En una canción que ya tiene algunos años, Philippe Katerine comete la imprudencia de fijarse en una chica rubia e intentar ligar con ella. Cuando se da cuenta de que es Marine Le Pen emprende, en vano, una huida desesperada por toda la ciudad de París para librarse de su presencia. Esperemos que, en pocos días, no se convierta en una de las premoniciones más famosas de la historia del pop.

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