La candidatura conjunta de Aragón y Cataluña para los Juegos Olímpicos de 2030 tiene un epílogo que explica muchos de los interrogantes que han surgido durante la estéril negociación que mantuvieron el Comité Olímpico Español (COE), la Generalitat y la DGA. La información aparecida en El Confidencial supone dar un giro de 180 grados al relato que en las últimas semanas ha señalado al presidente aragonés, Javier Lambán, como el causante del fracaso de un proyecto de Estado, que, al parecer, no era tal. El diario digital desvela que el máximo dirigente del COE, Alejandro Blanco, negoció en secreto la candidatura conjunta para los Juegos con el expresidente catalán, Artur Mas y un alto cargo de los Ejecutivos de Torra y Aragonès, que estaba imputado por corrupción.
La información revela además que en una reunión celebrada en noviembre de 2019, Blanco pidió 400.000 euros para hacer contrataciones «opacas», según asegura el diario digital después de acceder a un informe de la Guardia Civil dentro el sumario del caso Voloh, que se ocupa de investigar el desvío de fondos al independentismo. También señala que en otro encuentro, Blanco planteó llevar a cabo un acto en Zaragoza, aunque se encontró con el rechazo de los dirigentes catalanes, que le sugirieron que no había que hacer «ni puto caso» a Zaragoza.
El presidente del COE, que ha tachado de «mentiroso» a Lambán en repetidas ocasiones y que ha acusado a Aragón de dar al traste con la candidatura olímpica, tendrá que dar a partir de ahora muchas explicaciones. En primer lugar, a las gentes del Pirineo, tanto catalán como aragonés, que habían depositado sus esperanzas de futuro y desarrollo en este proyecto. También debería darlas al Gobierno de Aragón y al Ejecutivo de Pedro Sánchez y, en definitiva, al conjunto de los españoles.
Pero esto no es lo único que debería hacer Blanco. Acto seguido tendría que dimitir por varias razones. La primera es por el informe elaborado por la Guardia Civil, que le sitúa en el ojo del huracán. La segunda, por su incapacidad para gestionar un organismo que debe ser un ejemplo, pero que en los últimos años ha alentado disputas territoriales en vez de fomentar el diálogo y el consenso. Si hay un primer culpable del fracaso de la candidatura conjunta de Aragón y Cataluña es el COE.
Las informaciones de las últimas horas revelan, por otra parte, que la firmeza mostrada por Lambán y Aragón estaba más que justificada. Los argumentos sostenidos y las lecciones aprendidas durante la negociación con Cataluña y el COE han de ser la base sobre la que cimentar una candidatura olímpica de Aragón para 2034.
