El Periódico de Aragón

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Vicente Calatayud

Mentir no tiene límites

Instrumento útil que no solo les protege de la verdad, sino que también les facilita la movilidad

Quiero iniciar este comentario citando aquel soneto de Quevedo sobre Valimiento de la mentira: Mal oficio es mentir, pero abrigado:// eso tiene de sastre la mentira,// que viste al que la dice; y aun si aspira// a puesto el mentiroso, es bien premiado.

Quedó claramente demostrado en la ultima sesión del envite parlamentario que la neopolítica cohabitativa utiliza para su promoción y dicción argumental la mentira bicameral sin limitación alguna. Sea para prometer, para permitir, conceder, legalizar, o adjudicar reputaciones que permitan hacer pactos ideológicos deshonestos, que desacrediten a nuestra modélica transición y a nuestra democracia.

Bien es cierto, que casi todos hemos dicho alguna mentirijilla para conseguir algún beneficio, casero, académico, afectivo, incluso sexual, sin orgullo, pero por necesidad. Todo ello aprovechando adecuadamente el periodo juvenil. Otra cuestión, muy diferente es la institucionalización rutinaria que hace el Gobierno con su presidente al frente de la mentira.

La hipocresía fue la característica fundamental de todo lo expuesto en el último espectáculo parlamentario con la esperanza de que lo crean los ciudadanos. El engaño continuado con la única finalidad de salvar su incompetencia y su complejo de inferioridad adquirido en el fracaso de una fraudulenta juventud; etiología y expresión clínica de la patología que muestra nuestro presidente del Gobierno. Proceso crónico y parece ser que irreversible que se confirma cada vez que emite alguna idea o manifiesta algún pensamiento con abrazo incluido.

Domina todo tipo y condición de falsedad, bien sea académica, económica, judicial, y por supuesto social. La traición política, insistiendo con esta actitud, en pasar a la historia como el «tránsfuga de la democracia».

Dinamismo personal que ahora practica con mas realismo, al acompañarse del lenguaje corporal, de gestos, manifestado, con máximo detalle, en el primer encuentro parlamentario tras el corte de moña del compañero mitómano tras largo tiempo silenciado por la pandemia.

Incapaz de mirar al frente cuando se dirige a los que está engañando, bajando la cabeza, cuando le molesta lo que escucha, simulando, en pupitre, que tampoco existe, escritura sin papel ni bolígrafo. Infla en exceso las órbitas y frunce la frente como si conceptuara algo, que no fuera su teoría, girando la cabeza a su izquierda, buscando ayuda de Nadi, y mostrando gestos de predicador, cuando reprende a los interrogadores de las bancadas no adictas.

Por supuesto acompañado de las dulcificantes miradas de la presidencial Cefálica Menina, que en la ausencia de Simancas (Gran jefe de la claque), anima al resto de aplaudidores/as, acompañados, por manifestaciones periodísticas, bien subvencionadas, de múltiples, abatidos correligionarios del pasado; pero incapaces de conseguir el abandono de la falsedad y la mentira que tanto perjudica al partido que representan. Manejan la mentira como instrumento útil que no solo les protege de la verdad, sino que también les facilita la movilidad social.

Los mentirosos tienen una vida cómoda que además es apoyada por parte de una sociedad que les otorga premios tan altos como promociones al puesto. No es sorprendente que sean tantos a su alrededor, que decidieron solucionarse la vida renunciando a la verdad en favor de la mentira .

Nadie se atreve a preguntar ni a publicar cómo vegetaban, antes de dedicarse a la neopolítica y cómo vegetan después de encontrar el neologismo. Decía un pastor trashumante cuando atajaba en algún cercado de buenos pastos: «No hay mas que verlos».

Con los años, conseguimos experiencia que cultivamos y almacenamos en el cerebro, fatigado por los años, pero colmado de recuerdos, y de temeridades hechas y no siempre corregidas, a lo largo de la historia. No escarmentamos. Incapaces de decir la verdad para estructurar un vínculo al que debemos ir añadiendo nuevas realidades que renuevan, revitalizan y complementan la cerebroteca y la sociedad que nos toca vivir. Surge una pregunta ¿se volverá a repetir ?

Maquiavelo en El príncipe dice que el ser humano esta dotado de un veneno; su capacidad y su voluntad de mentir, traicionar con la misma facilidad que se respira el aire puro de la naturaleza. ¿Se miente por necesidad? Estrategia usada como elemento recurrente en su comunicación e interacción con otras personas. Acontecimiento que se viene repitiendo en nuestra democracia con tanta normalidad que se miente al ritmo que se respira. En nuestra democracia se respira un aire viciado por la mentira.

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