El Periódico de Aragón

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Miguel Miranda

Virando a babor

Miguel Miranda

Italia

Cualquier cosa puede pasar en Italia en los próximos meses añadiendo un factor más de inestabilidad en Europa, por si fueran pocos los motivos de preocupación. La liga de Mateo Salvini parece perder posiciones frente a los Hermanos de Italia de Meloni con Berlusconi y su Forza Italia como tercer invitado. La ultraderechista Meloni reclama la presidencia en caso de que la suma de todos ellos les posibilite formar Gobierno. Un Gobierno de ultraderecha que se impondría al llamado «campo ancho» de centro izquierda con el Partido Democrático que quizá pudiera llegar a acuerdos con el Movimiento 5 Estrellas, a su vez en crisis y dividido. Queda el 15% de los votos repartidos en las encuestas en otros 6 partidos más. Pero en Italia cualquier cosa es posible, incluso este mapa político que ya nada tiene que ver con el del siglo pasado y en el que los grandes e históricos partidos han desaparecido. ¿Cuántos de estos son de los que Ignacio Sánchez Cuenca (El desorden político. Democracias sin intermediación) denomina antiestablishment de la derecha? Esos que, a diferencia de los fascismos ya no cuestionan la democracia ni proponen un sistema alternativo; deslegitiman la democracia y sus instituciones, pero se presentan a las elecciones y cuando pueden viven de la política; criminalizan a la oposición, intentan y a menudo consiguen, el control de los medios de comunicación y aumentar su influencia en los poderes del Estado.

No coquetean con la violencia, como hacían sus ancestros, salvo con la verbal, pero acuden a la mentira y a la irracionalidad como arma política. Quieren reemplazar a las élites o acabar con ellas, afirma Sánchez Cuenca, pero sin querer destruir el sistema. Son excelentes defensores del capitalismo más neoliberal, aunque tonteen, como también hicieron sus ancestros, con la clase obrera. Con algún éxito por cierto, porque cosechan votos entre ellos. Pues nada, ¿espabilamos o seguimos riñendo para asegurarnos el puestecico?

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