TERCERA PÁGINA

Cinco siglos al servicio de Zaragoza

La Hermandad de San Joaquín sigue apostando por las ayudas sociales y los trofeos con sus tambores

Domingo Buesa

Domingo Buesa

Es necesario que la sociedad mire al pasado, para conocer su historia y para reflexionar sobre ese legado cultural que es base de nuestra identidad y que nos enseña tanto lo bueno como lo que no debe ser repetido. Este año ha sido especialmente intenso, en este sentido, para una cofradía zaragozana –la de San Joaquín y la Virgen de los Dolores– que tiene una larga etapa como Hermandad de San Joaquín y cuyos miembros tanto han contribuido al progreso de esta ciudad. Su actual dimensión procesional –iniciada en 1938– ha diluido un importantísimo pasado que la celebración de su quinto centenario ha recuperado y ha mostrado en una apasionante exposición que recibía el nombre de Itinerarium, donde se explicaba el camino que llevó a un grupo de zaragozanos desde el comercio gremial a la devoción mariana.

Cinco siglos al servicio de Zaragoza

Cinco siglos al servicio de Zaragoza / domingo Buesa Conde

La historia, según las crónicas, comienza en el año 1522 cuando los abundantes comerciantes de la calle Cedacería, luego Escuelas Pías y Avenida de César Augusto, deciden juntarse para crear una Hermandad de mercaderes en busca de la ayuda de san Joaquín, patrón de comerciantes, para protegerse ante la amenaza de la peste. Están cerca del mercado de la ciudad y en esa Zaragoza renacentista que visita el papa Adriano VI de Utrecht, camino de Roma para tomar posesión de la sede pontificia, aún no se ha fundado la Cofradía de la Vera Cruz (lo hará en 1520) o la importantísima Hermandad de la Sangre de Cristo que se documenta desde 1554 y lidera la procesión del Santo Entierro.

La Hermandad de San Joaquín, cuya capilla se establece en el convento de los dominicos de Predicadores, nace para prestar ayuda económica y apoyo moral a los enfermos, a los que hayan perdido algún familiar o a los que vivan en pobreza. Este rearme de los comerciantes consolida una acción espiritual y social tan importante que Carlos III, con las «Ordenanzas para el régimen y gobierno del cuerpo general del comercio de Zaragoza bajo la protección del Señor San Joaquín», en 1774, ordena pertenecer a esta Hermandad para poder ejercer el comercio en la ciudad. La feliz etapa que se iniciaba se rompió con la Guerra de la Independencia y fue quedándose sin hermanos hasta el año 1897, cuando se decide evitar que desaparezca.

Ese año el patricio zaragozano Manuel Dronda, al que se debe entre otras cosas el Centro psiquiátrico, reúne a los comerciantes y a la Iglesia zaragozana y refunda esta Hermandad a la que encomienda tres tareas nuevas: favorecer la relación entre patronos y empleados, acabar con la usura y conseguir que el comercio guarde los días de fiesta. Montañés es el primer presidente, que lo es de la Cámara de Comercio de Zaragoza, y toda la Hermandad apoya económicamente a los Círculos Católicos Obreros, a la Escuela Recreativa de Obreros y al Patronato de Aprendices del Comercio de Zaragoza, al mismo tiempo que atendía la dimensión religiosa con hechos como promover la fundación de la Asociación de los Caballeros del Pilar.

El auge de la Hermandad de San Joaquín lleva a los comerciantes en 1937, liderados por su decano Esteban Ducay, a plantearse su participación en la procesión del Santo Entierro, llevando una imagen de Palao que les deja la Sangre de Cristo y con 56 hermanos que forman la sección de la Virgen de los Dolores. Nace la Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores, abriendo el tiempo de encargar sus propias imágenes de la Dolorosa (al escultor granadino José Miguel Calero en 1949), de la Virgen de la Soledad (al aragonés Rafael Valero) y la Madre de la Divina Gracia, obra del sevillano Miguel Ángel Domínguez en 2022.

La Hermandad en esta nueva etapa no deja de lado su pasión por potenciar las ayudas sociales o conquistar trofeos con sus tambores. Los mercaderes que la integran sostienen la Cámara de Comercio y ponen en marcha la importante federación Ecos que hereda esta dimensión centenaria de la Hermandad ayudando al comercio en esta ciudad. De su mano se han escrito muchas páginas del progreso económico de Zaragoza, se han dado pasos gigantes en mejorar las condiciones del trabajo y siempre se ha tenido claro que sus miembros estaban al servicio de la ciudad que la vio nacer.