En memoria del padre del MIR

Llama la atención que pocos residentes sepan quién fue el creador del sistema

Fernando Ibarra

El Dr. Fernando Alonso-Lej de Las Casas, nacido en Zaragoza en enero de 1927, falleció el 2 de noviembre de 2022, a los 95 años, en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. El mismo hospital donde desarrolló y lideró la Cirugía Cardiovascular (1975-1996).

Hombre polifacético, gran jugador de ajedrez, interesado por la Física, aficionado a la música clásica y deportista de élite: desde 1944 fue recordman de Aragón en siete disciplinas, y fue nombrado mejor deportista aragonés en 1948 (seleccionado en salto de pértiga para los JJ OO de Londres, a los que finalmente no pudo asistir). Practicó el tenis y el golf, este último con brillantez. Y seguidor de casi todos los deportes. Excepcional estudiante en la Facultad de Medicina de Zaragoza (1951), con un ímpetu y una ilusión contagiosos, y un espíritu liberal y rompedor. Firmemente decidido a ser cirujano, era consciente del contraste entre la pujante Medicina en Estados Unidos y el ambiente poco favorable en su ciudad (a pesar de ser hijo de médico, fallecido cuando él tenía 9 años). «Mi única alternativa era emigrar». Y así lo hizo: en 1952, sin ningún conocimiento del idioma, viajó a EEUU «con una maleta y mi guitarra». Hizo una breve y divertida exhibición en el control de inmigración para demostrar que no se trataba de la importación de un instrumento musical, lo que estaba prohibido.

Después de hacer el internado rotatorio en Wilmington (Carolina del Norte), fue aceptado en el Baltimore City Hospital de la Universidad de Maryland, donde se introdujo en el competitivo sistema piramidal americano para formarse en Cirugía General y, seguidamente, en Cirugía Torácica y Cardiovascular. Superó los Boards en ambas especialidades y fue el primer extranjero en llegar a Jefe de Residentes en un hospital universitario de EE UU. Su publicación sobre los quistes de colédoco, en 1959, recogida en el Year Book, es famosa. La «clasificación de Alonso Lej» perduró en el tiempo y se cita constantemente. En 1961 regresó a Zaragoza e inició algunas actividades en el Hospital Provincial, aunque tan poco estimulantes que le hicieron plantearse seriamente regresar a EEUU.

Sin embargo, el destino quiso que ese mismo año surgiese el nuevo Hospital General de Asturias, dirigido por el Dr. Carles Soler Durall (formado en la Universidad de Yale), quien puso al frente de las especialidades a jóvenes con buena formación, en su mayoría adquirida en el extranjero. El Dr. Alonso Lej era uno de ellos: se incorporó en 1962 y dedicó sus años de servicio en ese hospital a consolidar una Cirugía Cardiaca y Torácica de prestigio. Además, creó una fértil escuela de cirujanos cardiotorácicos.

Pero su gran aportación fue, sin duda, la creación, a partir de 1963, del sistema MIR, que replicaba el sistema americano de Enseñanza de las Especialidades, con la colaboración de los doctores Carles Soler Durall, César Pedrosa, Mariano Zomeño y otros, todos de formación americana. En 1964 adopta este sistema la Clínica Puerta de Hierro, por iniciativa del Profesor Segovia de Arana, y le siguen otros hospitales. El sistema MIR se generalizó en 1972 y se consolidó en 1984 como única vía legal de especialización, bajo la única responsabilidad del Ministerio de Sanidad y los Departamentos de Sanidad de las Comunidades Autónomas. La universidad española no tiene responsabilidad en la formación sanitaria especializada.

Sin embargo, llama la atención que la creación del MIR por parte de Fernando Alonso Lej haya sido diluida muchas veces en la historia documentada de la formación médica especializada en España y que pocos residentes sepan quién fue el creador del sistema que les ha permitido acceder a un aprendizaje serio de la Medicina y con igualdad de oportunidades. Es Historia de la Medicina en España.

En 1975 se traslada a Zaragoza, llamado a abrir el Servicio de Cirugía Cardiovascular del actual Hospital Universitario Miguel Servet. Crea un Servicio moderno, dotado de una amplia cartera de servicios, tanto en Cirugía Cardiaca infantil como de adultos. En marzo de 2001, ya retirado, se puso en marcha el programa de trasplante cardiaco, hito que le alegró y enorgulleció profundamente y que vino a confirmar el éxito de su legado docente. Colateralmente, contribuyó de forma decisiva a la creación de una excelente Sección de Hemodinámica y de los servicios de Cirugía Vascular y Cirugía Torácica.

Recibió importantes distinciones: Premio Equipo Emérito del Colegio de Médicos de Zaragoza, 1996; «Outstanding Achievement Award», Cambridge, 2001, por sus contribuciones a la Cirugía Torácica y Cardiovascular y a la Educación Médica; Medalla de Honor de EE. UU. por «sus contribuciones a la Cirugía Torácica y Cardiovascular»; Colegiado de Honor 2010 por el Colegio de Médicos de Zaragoza; Primer Premio de Reconocimiento a la Trayectoria Profesional en la categoría de «Docencia e Investigación» otorgado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España, 2012; Zaragozano Ejemplar, Ayuntamiento de Zaragoza, 2019.

Su gran capacidad de adaptación y su firme determinación por cambiar las cosas y mejorar, eran muestras de la inteligencia de un hombre polifacético, de trato cercano y mente abierta.

Quienes le conocimos y aprendimos de él nos sentimos enormemente agradecidos y no le olvidaremos nunca.

La condición física que cultivó toda su vida le ayudó a soportar estoicamente las serias dificultades del largo y duro tramo final, que afrontó con su proverbial sentido del humor. Así pudo disfrutar de la vida y de la cirugía de modo privilegiado.

Su ejemplo fue más el de un Maestro que el de un jefe.

Trasladamos nuestras condolencias, y las de muchos médicos formados en el Hospital General de Asturias, a Mercedes, su esposa, a sus hijas Chantal y Raquel, a sus dos nietos, y a toda su familia.

D.E.P.

*También firma el artículo Andrés Gutiérrez. Cirujanos cardiovasculares.

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