Sala de máquinas

El último cosaco

Juan Bolea

Juan Bolea

De los cosacos permanecen en la memoria colectiva sus bailes, sus gorros de astracán, sus cargas de caballería (la última en la Segunda Guerra Mundial) y, sobre todo, su extremado valor, enmarcado en una suerte de primigenia y bélica virilidad adornada por su lealtad con los propios y su competencia con los extranjeros o ajenos.

Históricamente, los cosacos se desarrollaron como tal etnia o pueblo en el siglo XV. Aparecieron entonces aunando rasgos tártaros y eslavófilos en las llanuras de la Rusia meridional. Pronto, sus batallones pasarían a formar parte de la infantería y la caballería del ejército ruso.

En el siglo XVI, época en la que está ambientada la formidable novela de Nikolái Gogol titulada Taras Bulba, recién reeditada por Zenda Edhasa con traducción del ruso de Tatiana Enco de Valero, los cosacos componían ya una población estable, definida y numerosa. Guerreros natos, engrosaban sus batallones con siervos que huían de las imposiciones feudales y seguían consagrándose a la defensa de las fronteras del imperio ruso. Taras Bulba, una de sus grandes epopeyas, ficciona sobre bases reales un épico capítulo protagonizado por un atamán (capitán cosaco) enfrentado a los polacos que pretendían invadir sus tierras en las riberas del río Dniéper (precisamente donde hoy Vladímir Putin y Volodímir Zelensky vuelven a disputarse con parecida ferocidad esos mismos territorios). Además del Dniéper, los cosacos se establecieron a lo largo de otros grandes ríos, como el Don, el Ural o el Terek. Se organizaban en comunidades que respondían a una especie de democracias militares regidas por atamanes siempre favorables a la defensa de los campesinos ucranianos.

Gogol escribió su prodigioso relato en 1835, anticipando técnicas (acción muy viva, dramatismo constante, movimiento de masas) de una novela ya muy moderna que pocas décadas después aplicarían Dostoievsky, Tosltói, Chéjov, o, ya a principios del siglo XX, Mijail Shólojov, cerrando a lo grande con su monumental novela El Don apacible el ciclo epopéyico dedicado a este pueblo estepario y muy celoso de su independencia.

¿Será Zelensky el último cosaco?

Suscríbete para seguir leyendo