EL ARTÍCULO DEL DÍA

Qatar

Un espectáculo que oculta una sobreexplotación y que ha llevado a la muerte a miles de trabajadores

Jesús Membrado Giner

Jesús Membrado Giner

Terminados los fastos del campeonato mundial de fútbol y resignados a que una vez más se utilice este deporte para blanquear gobiernos y países dictatoriales o autocráticos, solo nos queda descargar nuestra ira sobre quien ha sido el artífice fundamental de semejante desatino: la FIFA. No debería extrañarnos: ya en 1978 celebró en Argentina un campeonato mundial de fútbol mientras los Videla, Massera y Galtieri hacían desaparecer a miles de argentinos por el simple hecho de pensar distinto y defender la democracia.

En el caso de Qatar, es un país donde las mujeres están más que discriminadas, la homosexualidad prohibida y perseguida con durísimas condenas, donde la democracia se desconoce y los trabajadores migrantes soportan condiciones laborales y de vida entre el feudalismo y la esclavitud. Centrar los focos de todo el mundo en los impresionantes estadios, los rascacielos deslumbrantes y las blancas playas de arena artificial ha sido una desmesura. Un espectáculo deslumbrante que oculta una sobreexplotación que según el informe del periódico británico The Guardian realizado en colaboración con algunas oenegés, ha llevado a la muerte a más de 6.500 personas en la construcción de esas obras faraónicas.

Las denuncias sobre esa situación parecen nuevas, como surgidas del desierto informativo tantos años practicado con ese país. Pero no es así. En el año 2013 la Confederación Sindical Internacional y la Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera, presentaron una denuncia en la OIT contra Qatar, por incumplimiento del Convenio número 29 sobre trabajo forzoso, que ese país había ratificado en 1998 y cuya disposición debe aplicarse en el país.

Fruto de la denuncia y los informes verificados, la OIT aprobó el 14 de marzo de 2014 una serie de recomendaciones para hacer que el gobierno qatarí asumiera cambios en las relaciones laborales de su país.

Porque entre las conclusiones del comité, ya se recogía que hay trabajadores migrantes que están sometidos a un trabajo forzoso, al mismo tiempo que se denunciaba cómo el Gobierno qatarí era muy permisivo con el incumplimiento del mencionado convenio y con el enjuiciamiento de los delitos relacionados con la trata de seres humanos. Hay que tener en cuenta que los trabajadores migrantes representan aproximadamente el 94% de la fuerza laboral, casi 1,3 millones de trabajadores y trabajadoras provenientes fundamentalmente de Bangladesh, India y Nepal.

Entre las denuncias presentadas se destaca que los trabajadores migrantes, que han pagado en su país tasas para ir a trabajar allí, en muchos casos contrayendo altas deudas, no llegan con contrato escrito y por lo tanto, tienen que asumir nuevas ofertas, que suelen ser peores a las prometidas en origen. Además, el sistema de patrocinio (Kafala) permite al empresario despojar del pasaporte a sus empleados y le da la potestad de autorizar el cambio de empleo a otra empresa o actividad, o incluso de poder salir del país. Eso hace que el miedo a una denuncia por infringir esa norma les convierta en rehenes y víctimas de sobre explotación. La misma Universidad de Qatar presentó un estudio en 2012 donde reconocía como el 84% de los migrantes extranjeros entregaban el pasaporte al empresario al llegar.

Fruto de sus denuncias, la OIT comenzó un proceso de diálogo con el Gobierno que supuso tímidos cambios a partir del año 2021. Entre ellos la modificación de la Kafala, de manera que los empresarios ya no pueden negarse a autorizar cambios de empresa o actividad. Ahora bien, la nueva situación está sustentada en una ley cuya correcta aplicación debe interpretar y garantizar una inspección de trabajo con escasa voluntad sancionadora y manifiesta incomprensión idiomática con los afectados. También se ha creado un salario mínimo de 254 dólares para todos los sectores, incluido el trabajo doméstico, en un país carísimo y donde los afectados deben ahorrar para mandar dinero a sus casas y amortizar, muchas veces, las deudas contraídas.

En cuanto a la seguridad y salud en el trabajo, la nueva legislación prohíbe el trabajo al aire libre entre las 10 y las 15.30 horas de los meses de verano. Se ha regulado el acceso a la justicia laboral para que los trabajadores puedan presentar denuncia o reclamación. Sin embargo no está permitida la afiliación sindical de los migrantes, aunque la nueva legislación permite crear comités mixtos de trabajadores y la dirección de empresa.

Aunque la valoración del Director General de la OIT y del Gobierno de Qatar hecha en noviembre de 2022 sea positiva por estos acuerdos, la realidad es que no ha habido una investigación independiente sobre la siniestralidad laboral que las obras del mundial ha conllevado. La presión que el empresario puede ejercer sobre miles de trabajadores que llegan sin contrato los esclaviza y el uso de la Kafala en sectores como el trabajo doméstico es una lacra difícil de extirpar.

Por eso sigue habiendo razones para, defendiendo el fútbol como deporte, denunciar y renegar de sus instituciones, sordas al dolor y la enfermedad de miles de personas, utilizadas para megalómanas campañas de blanqueo que solo sirven para mantener el estatus de oligarcas y depredadores sociales.

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