EL ARTÍCULO DEL DOMINGO

La cultura no es un adorno

A Zaragoza le sigue faltando un plus cultural. Ayer se entregaron en la capital, por segundo año consecutivo, los Premios Feroz de cine, y eso está muy bien. Hoy, día de San Valero, la ciudad respirará aires culturales festivos. Pero hace falta más. Y nadie tiene apuestas claras

Nicolás Espada

Nicolás Espada

Por segundo año consecutivo, Zaragoza acogió ayer la otra fiesta del cine en la que, poco a poco, se están convirtiendo los Premios Feroz, un acontecimiento del que la capital aragonesa se siente partícipe. Es un evento de los que hacen ciudad y, sobre todo, le sitúa en el mapa cultural del país, algo muy necesario para poder vender Zaragoza y, especialmente, atraer visitantes, lo que siempre enriquece. Se dijo que con la misma gala de ayer, el año pasado se generó un impacto publicitario por valor de 8,24 millones de euros, algo muy positivo, sin ninguna duda. Sin embargo, el mundo cultural aragonés sigue un tanto apagado. La cultura es un motor social y económico y como tal hay que tratarlo. La quinta ciudad de España necesita galas como la de los Feroz, pero también otros muchos eventos y movimientos de los que ahora carece y da la impresión que muchos de los que se tenían que mover no lo hacen.

Hoy es el segundo día grande de Zaragoza, San Valero. Y el acto más importante de la fiesta local es el reparto del roscón que realiza EL PERIÓDICO DE ARAGÓN en la plaza del Pilar. Después de 31 años (aunque los dos últimos se transformaron en reparto de roscones individuales por la pandemia) seguimos marcando el ritmo de este día y la mañana del santo no se concibe ya sin nuestra ración de roscón. Por lo demás, se respirará por las calles fiestas infantiles con los Gigantes y Cabezudos y con el Tragachicos, o tendremos oportunidad de volver a entrar gratis en los museos (como en otros días señalados) y ver el despacho del alcalde en el ayuntamiento. No está mal. Pero falta algo más. Una capital de 700.000 habitantes, la quinta ciudad de España, tiene que tener algo más importante para su segunda fiesta más destacada. Quizás un gran concierto, de esos que atraen a gente de todas las ciudades porque solo se puede venir aquí, en la víspera del patrón, o cualquier otro acontecimiento cultural que redondee la fiesta popular. Zaragoza no tiene nada. Y se echa mucho de menos aquel Roscón Rock de tan buenos recuerdos. Es verdad que Zaragoza tiene muchos bares y recintos de copas donde hay actuaciones musicales, puede que más que en cualquier otra ciudad, pero falta un plus cultural.

Ciudades como Málaga supieron atraer a visitantes con museos de categoría, o San Sebastián no para de reinventarse con sus festivales de distintas modalidades. Zaragoza tiene un festival de cine con tradición, de nada menos 27 años, y su relevancia nacional no es muy alta, hasta el punto que se ha creado otro, el Saraqusta, para hacerle competencia. Hace mucho tiempo que no hay conciertos apoteósicos como los que se vivieron en unos años en La Romareda, como si fueran a la par con la tristeza que destila el Real Zaragoza en los últimos años. Y no solo por los del covid. No paramos de crear recreaciones culturales, que gustan y atraen a mucho público, sí, pero de esas hay en todos los sitios, como en Teruel. La capital necesita apuestas únicas. El Vive Latino de septiembre es lo último creado desde la iniciativa privada y apoyado por la pública, todo un ejemplo de lo que hay quehacer. Algo exclusivo, que sea obligatorio venir a Zaragoza para verlo porque no se puede en otro sitio. La primera edición quizás no llegó a tener el tirón previsto, pero si este año se hace fuerte, el acontecimiento debería tener visos de continuidad. Y con él otro muchos.

No se necesita una cultura subvencionada, eso no es necesario aunque tampoco debe de ser un adorno para las instituciones y deben de echar el resto en atraer, potenciar y ayudar a la industria cultural, de la misma medida que se hace con otros sectores económicos. Pero no solo apoyando a los amigos. Faltan muchas ideas públicas. Lo hemos visto en estos últimos años (covid aparte) en los que, ¡oh novedad!, se volvió a apostar por Goya y el resultado ha sido el mismo de siempre: nada. (En 2046 se celebrará el 300 aniversario del nacimiento del pintor. A ver...).

El día de San Valero, el roscón de EL PERIÓDICO va a seguir brillando, pero un acompañamiento cultural de primer orden es necesario para una Zaragoza que necesita de apuestas claras y no virtuales.