EL ARTÍCULO DEL DÍA

8M, Día Internacional de las Mujeres

El 63% de las pensionistas perciben menos de 1.000 € al mes, menos del SMI sin complementos

Altamira Gonzalo

Altamira Gonzalo

Hoy es el Día Internacional de todas las Mujeres y solo de las mujeres. Hay otros muchos días al año para recordar las discriminaciones que afectan a otros colectivos. Por eso es importante no desvirtuar este día, nuestro día en todo el mundo.

Este año 2023 quiero poner el foco en dos objetivos aún pendientes: la igualdad salarial entre los dos sexos y poner fin a la violencia machista.

Las mujeres no somos un colectivo más. Actualmente en España somos el 51% de la población. Representamos ahora mismo la mayoría absoluta de la población. Y siendo nuestro sistema político una democracia que tiene como uno de sus principios la igualdad entre todas las personas con independencia del sexo, deberíamos, en buena lógica, ostentar las mujeres la mayoría de la riqueza, del poder político, económico y social. No es así.

Nunca hemos conseguido las cuotas que nos corresponden por número –y preparación ahora mismo–, pero hemos conocido épocas de mayor discriminación y mayor desigualdad de las mujeres, que, con nuestra lucha, hemos conseguido ir reduciendo muy poco a poco y a veces incluso con pasos hacia atrás.

Por eso cada año el día 8M lo aprovechamos para denunciar la persistencia de esta desigualdad injusta y también para fijar nuestra hoja de ruta reivindicativa.

Aragón, como el resto del país, tampoco es igualitario. Hace unos días se publicó un estudio de CCOO que daba a conocer que la brecha salarial en nuestra comunidad en el año 2020 fue del 24,6%. Esta diferencia salarial entre mujeres y varones está ubicada, según la Inspección de Trabajo, en los complementos que se ofrecen y abonan a los hombres y no tanto a las mujeres; en el hecho de trabajar las mujeres en sectores feminizados, peor retribuidos; en los trabajos a tiempo parcial que se ven obligadas a realizar muchas mujeres para compatibilizar el trabajo por cuenta ajena con los cuidados, cuando no tienen que tomar excedencias por la misma razón, para cuidar de hijos e hijas y de familiares dependientes. Nunca es caprichoso el motivo por el que las mujeres cobran menos salario, pero la consecuencia siempre es la misma: salario inferior, lo que equivale a tener peor vida y menor independencia económica y su consecuencia ineludible para el futuro, que es la brecha de género en las pensiones.

El 63% de las mujeres que cobran una pensión perciben menos de 1.000 euros al mes, cobran menos cantidad que el Salario Mínimo Interprofesional. El 66% de las mujeres pensionistas necesita que el Estado le abone el complemento por mínimo para lograr cobrar la prestación mínima. El peor dato es que la brecha entre mujeres y varones en las pensiones se ha incrementado en los últimos cinco años.

Los cuidados no son responsabilidad solo de las mujeres. Es responsabilidad de mujeres y de hombres, todos somos madres y padres y todos somos hijos e hijas. Y también es responsabilidad del Estado: toda madre y todo padre deben tener derecho a una plaza gratis para sus hijos e hijas en una escuela infantil de 0-3 años. Las personas mayores y discapacitadas que necesiten cuidados, estos no deben recaer sólo sobre sus familiares, sino que el Estado del bienestar debe llegar donde sea preciso para impedir que su inacción continúe ocasionando discriminación por razón de sexo, al hacer que esos cuidados recaigan sobre las mujeres, que es lo que tradicionalmente ha ocurrido.

Hay otro motivo urgente, vital, de reivindicación este 8M y es que hay que hacer, todos y todas y sobre todo las instituciones, lo posible para poner fin a la violencia machista; a la violencia en el contexto de relación de pareja o expareja y a la violencia sexual. Las mujeres tenemos derecho a vivir una vida libre de violencia, como dijo Marcela Lagarde.

Las cifras de la violencia machista con víctimas mortales han sido horribles estos últimos meses y el único aspecto positivo es que parece que ha habido reacción por parte de las instituciones; es necesario que el impulso se mantenga y seamos, entre todas y todos, capaces de prevenir y de erradicar esas conductas violentas contra las mujeres, que tanto dolor y daño producen.

Hablando de violencia machista quiero referirme a la violencia sexual que ejercen algunos varones sobre las mujeres, conducta violenta y agresiva que va en aumento, sobre todo entre la juventud. La educación sexual en los centros escolares brilla por su ausencia y en su defecto, la educación sexual la obtiene nuestra juventud, sobre todo nuestros jóvenes, de la pornografía. De libre acceso y sin límite de edad. ¡Qué barbaridad! Para acceder a Netflix o cualquier otro canal, debemos abonar una cantidad de dinero. Para acceder a pornografía, que es violencia pura y dura sobre las mujeres, podemos hacerlo gratis, todo el mundo y a cualquier edad. Esta gratuidad, además de ser muy perjudicial para nuestra juventud, es sumamente interesada. Porque en esa escuela de la pornografía se educan los futuros consumidores de la prostitución. Y el negocio proxeneta es uno de los más prósperos. A costa del cuerpo de las mujeres.

Eduquemos a nuestros hijos e hijas en la igualdad, en el respeto, en la solidaridad, en ser buenas personas, en la democracia y en la paz y conseguiremos una sociedad más equitativa y mejor.

La agenda feminista continúa repleta de objetivos por conseguir, porque su cumplimiento es el camino que hemos de recorrer para conseguir la igualdad de mujeres y hombres.

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