Sala de máquinas

Haciendo guantes

Juan Bolea

Juan Bolea

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha bajado a la arena electoral. Todavía no le toca a él, pues los comicios generales, en principio, deberán esperar a final de año, pero, con la vista puesta en las inminentes consultas autonómicas y municipales, el campeón del peso gallo se ha puesto a hacer guantes, fintas, comba, flexiones y carreras, y a zurrarle el saco y a saco a los que hasta ahora solo había golpeado con palmaditas en los hombros: a «los de arriba».

Así, en los mítines, el púgil socialista ha comenzado a acuñar argot para su próxima pelea contra esos «de arriba» menos finamente llamados por sus sparrings del peso mosca, la muchachada de Unidas Podemos, Ione Belarra y Pablo Echenique, «capitalistas desalmados».

Una adjetivación del rival que, sin embargo, parece inexacta, pues el capitalista, como el capital, tiene alma, y tan brillante como el dinero o el oro. Según las estrategias de combate, eslóganes o consignas de «los de abajo», entre los que parece haberse situado Pedro Sánchez, «los de arriba», además de, o a pesar de ser muy ricos, son poco o nada patriotas. No pelean con el himno ni con la camiseta nacional, evaden, hurtan el dato a la inspección, pagan mal, despiden mejor y, para colmo, son amigos de Feijóo, con quien salen a navegar o a hacer footing. Puede, piensan los gallos, los moscas, que estos pesos pesados arreen duro, pero son lentos de piernas, les cuesta llegar a Países Bajos, y cuando arriban a Panamá o a Abu Dabi ya no les restan fuerzas para volver.

Los púgiles y campeones «de arriba», con el ojo puesto en el rincón de la izquierda atrincherada, en la hambruna de Maduro, en el corralito de Kirchner, en el anticapitalismo hispanofóbico de López Obrador, ven con prevención calzarse los guantes al noqueador o empotrador de ideologías, ese comunista de perilla y coleta asistido por karatekas de Chinatown, por gorilas de Putin, por los curas negros de Irán y sus mortales hostias, y sólo de pensar que en el segundo round (el primero ya lo ganó Pedro Sánchez), el «de abajo» pueda tumbar al «de arriba», tiemblan.

¿Habrá sangre en el cuadrilátero? ¿Quedará sonado alguno o está el combate amañado? ¿Se convertirá en lucha la política española o seguirá siendo de finta y paso atrás?

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