VIRANDO A BABOR

Dos modelos

Miguel Miranda

Miguel Miranda

Más allá de los discursos basados en la transversalidad, elaborados para justificar el poder gobernar con otros formando las mayorías necesarias, lo que va quedando claro para quien no lo tuviera es que sobre lo que tendremos que decidir los electores es sobre dos modelos de sociedad diferentes. Un modelo –llamémosle neoliberal– y otro modelo socialdemócrata con todas las matizaciones que se quiera en ambos casos. En el primero, el Estado debe existir con el objetivo principal de garantizar las reglas del mercado sin intervenir o haciéndolo mínimamente. El Estado tiene que salir al rescate cuando el mercado lo necesita, eso sí con los recursos de todos, como se ha visto en los últimos años. También el Estado es un proveedor de servicios que cada vez han de estar más privatizados o en todo caso han de ser un espacio donde también se pueda hacer negocio. El mercado es el dios al que todo se sacrifica, incluso la democracia. La opinión de las mayorías es irrelevante y contraproducente. Por tanto se puede intoxicar, calumniar, mentir y deslegitimar a un Gobierno que ponga a las personas por delante del mercado, paralizar los poderes públicos en contra de la Constitución cuando conviene o salir al extranjero a hablar mal de tu país, como hizo Feijóo la semana pasada otra vez más. Algunos partidarios de este modelo sueñan con el Chile de Pinochet en el que se privatizaron las pensiones, la sanidad, la educación, las universidades... con la fuerza de las armas. Otros comparten el mismo sueño utilizando los instrumentos que les da la propia democracia. El modelo opuesto es el que se basa en la solidaridad, en el anhelo de igualdad y de Justicia Social. El Estado es el garante de la libertad, pero no hay libertad cuando se vive en la miseria. En las próximas citas electorales los candidatos deberían aclarar qué modelo defienden y dejarse de polémicas estériles y pueriles. No es frentismo, o es un modelo u otro.

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