¡Qué bien, ya he cumplido los 60!

En esta década del siglo pasado se asentaron firmemente los cimientos de nuestra sociedad actual

Luis Negro Marco

Luis Negro Marco

Seguramente que un extraño halo de nostalgia habrá impregnado más de un ánimo de entre las muchas personas que nacieron en España durante la década de los 60 del siglo pasado (y a quienes por ser legión se les ha venido en llamar en nuestro país la quinta del beibi bum, o bumers) cuando llegado el día de un nuevo cumpleaños, al soplar las velas del seis y el cero sobre la tarta, hayan unido su edad a la de su sesentera generación.

Por definitoria de su esencia y precursora del futuro que hoy es presente, la de los sesenta fue «la década» del siglo XX. Desde el pop art de Warhol, al beat de los Beatles y la Motown de los Jackson Five. Desde el Mayo del 68, a la guerra de Vietnam, pasando por la lucha racial (con los asesinados Martin Luther King y el presidente Kennedy como protagonistas) en los Estados Unidos. Y desde las últimas bocanadas del apartheid en Sudáfrica (Nelson Mandela como icono de la igualdad) hasta la descolonización total del continente africano.

Pocas veces en la Historia, una década tan intensa como la de los 60 definió tan bien el axioma de que la verdadera identidad (ya sea la de una persona, una sociedad, una nación, o incluso un continente) no se encuentra en las raíces profundas e inmutables de una tradición vetusta, sino en la diversidad que dicha identidad es capaz de incorporar y asimilar.

La histórica década de los 60, como los viejos rockeros, nunca morirá. Moriremos, eso sí, las personas que la protagonizamos, porque también los que en aquella época nacimos somos hijos y artífices de sus logros (y cómo no, también fracasos) y con todo lo que desde entonces ha acontecido, quien esto escribe no tiene la menor duda de que fue la de los 60 la época en la que se asentaron firmemente (en la ciencia, en la economía, en la política y en las tendencias sociales) los cimientos de nuestra sociedad actual.

La década personal de los 60 es mucho más trascendental que la histórica, pues atañe a nuestra vida. Nuestra década es la de la jubilación que normalmente acontece a los 65, fecha fetiche que –contra todo pronóstico respecto a tiempos pretéritos– parece que se pretende prolongar por los gobiernos de Europa hasta los 70. Como trasfondo de tal medida, el envejecimiento progresivo de la población de nuestro (valga la redundancia) Viejo Continente.

El escritor Fernando Gracia, uno de cuyos libros (publicado en 1995) lleva por título el de este artículo, recordaba en sus páginas que fue el 1 de julio de 1953, cuando en el BOE fue publicada la orden que establecía que: «La jubilación por edad es un derecho del trabajador». 10 años más tarde (el 28 de diciembre de 1963, quizás nada casualmente el día de los Santos Inocentes) cuando se promulgó la Ley de Bases de la Seguridad Social, el legislador tuvo el acierto de explicar que nacía «concebida como una tarea nacional que impone sacrificios a los jóvenes respecto a los viejos y a los ocupados respecto a los que se hallan en situación de desempleo».

Un principio que, también hoy en día debería estar muy presente, como un slogan, en nuestra sociedad, por cuanto la solidaridad deber erigirse como un principio fundamental para garantizar la convivencia y nuestro estado de bienestar.

Cada etapa de la vida conlleva una serie de obligaciones y de derechos bien definidos que vienen amparados por la ley, de manera que, excepto quienes ponen más empeño en vulnerarla que en cumplirla, nadie razonable y en su sano juicio podrá argumentar –a riesgo ser llamado difamador y mentiroso– que los jubilados se benefician del trabajo de quienes trabajan.

Por eso, quienes este año hayan llegado con su cumpleaños a la década de la jubilación, que no piensen que han finalizado una etapa, sino que sean plenamente conscientes de que han comenzado una nueva, tan apasionante como cualquiera de las anteriores. Y en consecuencia, no tengan rubor alguno en proclamar a los cuatro vientos: ¡Qué bien, ya he cumplido los 60! .

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