EL ARTÍCULO DEL DOMINGO

Confianza, ejemplaridad y programas

Asistimos en las últimas semanas en Aragón a una confusión desbordada entre los políticos que dicen situarse en el centro. Esto genera tal desconcierto que el ciudadano de a pie no entiende el porqué de estos cambalaches. Y así, desconfía de todos. Justo en el momento que hay que darle la confianza a alguien

Nicolás Espada

Nicolás Espada

Estamos inmersos en Aragón en una situación política compleja y difícil de entender no solo fuera de nuestro territorio (que por supuesto), sino también entre los aragoneses de a pie, algo que no beneficia en nada a la comunidad. El ciudadano normal no entiende qué está pasando con los políticos que integraban el PAR y Ciudadanos, se pierde a la hora de distinguir quiénes son los líderes de un partido, una plataforma o una escisión, duda de lo que dicen estas personas, no ve ninguna ejemplaridad entre los que tendrían que liderar la política, no sabe ya qué es el aragonesismo, ni qué programas defiende cada uno y lo que es mucho peor: esta situación genera tal desconfianza que se corre el riesgo de que la mayoría de ciudadanos piensen que todos los políticos son así de irresponsables. Con lo que el desprestigio de la política vuelve a estar presente y eso, a 42 días de tener que votar a nuestros concejales y diputados regionales, es dramático.

No es fácil de comprender cómo dos partidos de gobierno están como están. El PAR ha tenido muchas oportunidades de gobernar en la historia actual del Estatuto de Autonomía de Aragón, solo o en coalición, y lo ha hecho, jugando un papel muy destacado durante varios años. Ciudadanos podría haber vivido también una situación parecida tras los últimos comicios y, aunque apostó solo por ejercer por la derecha, ha mantenido una gestión más que aceptable en instituciones como el Ayuntamiento de Zaragoza de la mano del PP. Ahora, el partido ha implosionado y lo que se ve es la aparición de grupos y grupos de políticos de uno y otro partido que se unen, se juntan y buscan con mayor o menor desespero un lugar para poder continuar en este mundo de la política. Despiste y gran confusión para saber qué está pasando realmente. Si es que los que se van de Ciudadanos y del PAR lo hacen porque no van a poder repetir cargo si siguen donde estaban, o porque el partido ya no defiende las tesis por las que decidieron afiliarse. Una mezcla indigesta. El caso es que no se acaba de entender qué representa cada uno, por lo que sería bueno que nos dijeran que, aparte de ir a la búsqueda de los votos (que van, eso está clarísimo para poder seguir teniendo un puesto en las instituciones) van a algo más. Que expliquen qué diferencia hay entre Ciudadanos y la Plataforma Liberal, y entre el PAR, Aragoneses y Tú Aragón. Y por qué hace un tiempo algunos decían lo contrario de lo que han hecho ahora. O que definan qué es el aragonesismo con el que, de pronto, se han llenado todos la boca.

Los políticos deben generar confianza y desde luego hay muchos en Aragón que ahora no la generan y la ejemplaridad que deben tener todas las personas que se dedican o aspiran a dedicarse a la cosa pública, en estos momentos no existe. Por no hablar de lo más importante. ¿Qué defienden todos estos grupos políticos? ¿Qué programa tienen? ¿Cuáles son sus diferencias programáticas? Mal que bien, los grandes partidos, PSOE y PP y otros con más o menos arraigo como IU, Podemos y Vox, van haciendo públicos algunos de los proyectos que quieren llevar a cabo en las distintas instituciones si logran representación política el 28M. Pero todos los demás, coaligados de una manera u otra, parecen esperar a mostrarse más adelante. Es tiempo ya de cambiar el espectáculo de la política aragonesa de los últimos meses. Hay que empezar a ver qué proponen los partidos para el reto de los cuatro próximos años en el territorio y en las grandes, medianas y pequeñas ciudades.

Porque de seguir como hasta ahora, se corre el grave peligro de volver a no tener fe en los políticos (y ha habido muchos momentos en que se ha tenido), pensar que todos son iguales y solo buscan un sillón en el que asentarse cuatro años y cobrar un sueldo. Esa desconfianza y ese descrédito siempre es negativo, pero en estos momentos en que tenemos unas elecciones en ciernes para seguir planificando el futuro de Aragón, todavía es peor ir alimentando la desconexión de los ciudadanos de a pie con sus políticos. Los líderes deben dar confianza, mostrar su ejemplaridad y presentar programas de acción realistas. Ahora, en muchos casos, solo hay caos.