EL MIRADOR

Momentos estelares para la campaña

Carmen Pérez Ramírez

Carmen Pérez Ramírez

El esprint final para llegar a la campaña electoral se aproxima; la precampaña sigue su pauta acelerando las propuestas para alegría del personal. La primavera parece que nos hubiese inoculado con polen, contagiando el optimismo que transmiten los líderes de los partidos al describir sus propuestas. Son momentos estelares que siempre se reciben con apreciables expectativas (por hacer un símil panegírico de Momentos estelares de la humanidad, del escritor Stefan Zweig) pero suelen ser, en muchos casos, proyectos que acaban diluyéndose con otros planes o simplemente no salen adelante por el mal resultado en las elecciones. Siendo que somos conscientes de estas dinámicas, aun así, cualquier iniciativa que implique beneficio a la población nos sigue llenando de ilusión, de luminosas posibilidades; pero también miramos con cierto recelo, preguntándonos: ¿esta vez será posible? quizá tenga que ver con el amor, ese cariño que tenemos a nuestra tierra, a nuestra ciudad.

En estos momentos tenemos en la línea de salida numerosas promesas de los candidatos que aspiran a seguir gobernando o a incorporarse en nuevos gobiernos; hay tantas que no dejan de percibirse con cierto cariz ingenuo, incluso diría que tierno por el afán de conseguir la confianza de los votantes. Nos cuentan, a través de los medios, la instalación de videovigilancia en una zona de la ciudad para lograr la disminución de agresiones y robos a la población.

Pudiera ser una medida, los de seguridad sabrán, pero hay otro problema que es necesario solucionar: evitar los atropellos de aquellos usuarios de bicicletas y monopatines que, por no respetar el código de circulación campando por donde les viene mejor, generan riesgos muy graves, contribuyendo a crear un desorden vial muy preocupante, por lo que hoy en día caminar por la ciudad de Zaragoza se ha convertido en un constante peligro. Este problema no se ha tenido en cuenta en esta precampaña, por lo que nos aflora un sentimiento mayor de inseguridad andar por nuestra siempre heroica e inmortal ciudad.

Cuando se habla de reformas y ampliaciones dentro de la sanidad pública, como la que nos ha anunciado el presidente de Aragón, Javier Lambán, al referirse a que «al hospital Royo Villanova le ha llegado la hora, en el buen sentido de la palabra». Sin duda es el mejor de los sentidos, la inversión en la sanidad pública siempre es bienvenida. También habría que añadir la creación de nuevos centros hospitalarios públicos, es la base para recuperar lo que estamos perdiendo, sería una de las mejores e inolvidables propuestas políticas. Otro objetivo político es la recuperación de la antigua Escuela de Artes. Muchos intentos se han dado para recuperar uno de los edificios más extraordinarios que tenemos. En estos momentos la noticia de su acondicionamiento, para que llegue a ser una ampliación del Museo de Zaragoza, es algo deseado y proclamado desde hace décadas.

Ahora con el beneplácito del ministerio de Miquel Iceta quizá tiene mayores expectativas aunque las obras están previstas que empiecen en el 2024. Me viene a la memoria la frase en la obra de El burlador de Sevilla: «Mientras el mundo viva no es justo que diga nadie: ¡Cuán largo me lo fiais!».

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