Sequía extraordinaria

Álvaro Sierra

Álvaro Sierra

Las consecuencias del cambio climático no están a la vuelta de la esquina, sino que ya es una realidad palpable cada día. Estamos teniendo un final de abril histórico por cifras térmicas más parecidas al verano y la sequía afecta a todos los cultivos y explotaciones ganaderas sin dar tregua. La rebaja fiscal del gobierno de España, con un volumen de 1.800 millones de euros para aliviar los bolsillos de los productores, es una medida importante. Y será clave para sobrevivir. Aunque a veces parece que el Estado es capaz de todo, lo es de casi todo menos de que llueva con alegría en esta crisis climática.

Por ello, el plan de ayudas del Ejecutivo con la rebaja fiscal provocará un aumento de liquidez a corto plazo para los profesionales que están sufriendo, en los casos más graves, la pérdida del 100% de su cosecha. Si la lluvia sigue sin aparecer y las altas temperaturas no remiten, lo razonable será dar más pasos en favor de los productores.

Aunque sea poco políticamente correcto, en aquellos que su producción da más rentabilidad en zonas determinadas del territorio o son zonas con una denominación especial. Como sucede con las DOP en el sector del vino o en la fruta. Lo suyo, quizá, sea plantearlo a largo plazo para tener un salvavidas en momentos complejos que garanticen la cosecha e, incluso, la confianza en el campo del relevo generacional.

Es más, tras los avisos de la Confederación Hidrográfica del Ebro en sequía extraordinaria en el río Segre, se debe plantear ya en algunas localidades una mejora del plan de acuíferos y de un uso razonable del agua. No es cuestión de limitar su uso, por el momento, sino de generar conciencia. Algo tan básico como abrir el grifo y que corra el agua puede que sea algo exclusivo en algunos puntos de Aragón.

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