Sala de máquinas

Espíritu crítico

Juan Bolea

Juan Bolea

La campaña electoral toca a su fin con una lluvia de propuestas y compromisos, críticas y réplicas, promesas y comentarios de toda índole... Con sus luces y sombras, como toda contienda teórica en la que se disputa el poder práctico, real, esa roca magnética cuya mágica atracción hace que cualquier atajo parezca válido para llegar a ella...

¿Mienten los políticos o dicen la verdad? ¿La proclaman en todos sus asertos, en todo momento, o sólo en algunos aspectos, cuando les conviene decirla? ¿Tiene sentido un planteamiento así, maniqueo, verdadero o falso, blanco o negro...? ¿Existe una verdad absoluta en política, queda en pie algún dogma irrebatible, alguna ideología incontestable, algún programa ineludible...?

No parece que así sea, sino más bien lo contrario. En el criterio del votante casi todo son matices, dudas, cavilaciones... ¿A quién votar? ¿Haciéndolo con el pensamiento, con el corazón, por mera inercia o conveniencia? ¿Cómo salir de dudas y saber a ciencia cierta a quién votar?

Una respuesta inteligente la dieron dos mujeres con experiencia política, Mercedes Abós, alcaldesa de Pina de Ebro, y María Teresa Martínez, actual concejal y exregidora de la misma localidad.

Ambas coincidieron en que la aplicación del sentido crítico a cualquier duda o planteamiento relacionado con una organización social es la condición elemental para llegar a conclusiones razonables y razonadas. Marta Fernández, la escritora invitada al acto, y autora del muy recomendable ensayo titulado La mentira, apoyó esta reflexión, añadiendo que, por parte de las nuevas multinacionales de la comunicación, ese pool de Silicon Valley, la estrategia es precisamente la contraria: anular el pensamiento reposado y profundo sobre temas concretos para sustituirlo por ráfagas o reacciones de corte asertivo, humorístico, complementario, vicario, alejado, en cualquier caso, del tradicional acto de pensar, cuya minoración o rescisión se oculta en el contrato no escrito de la inteligencia artificial para anular el talento natural y el sentido común.

Apliquemos, en consecuencia, nuestro espíritu crítico a todas esas urnas e ideas, candidatos y programas que aspiran a nuestro voto. Dándolo a aquel cuyo pensamiento y proyecto coincida en mayor medida con el nuestro haremos un servicio a la sociedad y nos haremos un favor a nosotros mismos.

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS