¿Adán y Eva eran negros?

Miguel Miranda

Miguel Miranda

La pregunta la formula Eduardo Galeano (Espejos, 2008) recordando que en África empezó el viaje humano en el mundo, que desde allí emprendieron nuestros abuelos la conquista del planeta, que los diversos caminos fundaron los diversos destinos y el sol se ocupó del reparto de los colores, que todos somos africanos emigrados y que hasta los blancos blanquísimos vienen de África. El origen común se olvidó, se inventaron las razas y el racismo. Me gusta la definición de racismo que hace Michel Wieviorka, de la prestigiosa École des Hautes Études en Sciences Sociales. Según este científico, el racismo «consiste en caracterizar un conjunto humano mediante atributos naturales, asociados a su vez a características intelectuales y morales aplicables a cada individuo relacionado con este conjunto y, a partir de ahí, adoptar algunas prácticas de inferiorización y exclusión».

A las características naturales se les atribuye un significado social que tiene que ver y mucho con el clasismo, con la conservación de privilegios y la negación del otro. El racismo está fuertemente entrelazado con la inmigración. El racista se siente competidor en el mercado de trabajo, en el uso de los servicios sociales, sanitarios, educativos y hasta en el espacio público. Y por supuesto se siente superior a todos aquellos que tienen otro color de piel. Los imbéciles que insultan a Vinicius deberían ser sometidos a un test de inteligencia y a una prueba de nivel cultural y prohibirles la entrada a los estadios si no la superaban. Sería una forma de empezar, porque acepto que el racismo es una epidemia que afecta también a universitarios e incluso a gente viajada, pero quiero pensar que menos. La vieja Europa es cada vez más vieja y lo quiera o no sus ciudadanos tienen y tendrán diferente color de piel. La inmigración no es un problema es la solución a algunos de nuestros problemas.

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