EL ARTÍCULO DEL DÍA

Peligros en la red

Escuela, familia y sociedad, en un frente común contra las agresiones machistas

Jesús Jiménez Sánchez

Jesús Jiménez Sánchez

Es alarmante la grabación y difusión de fotos y vídeos de adolescentes, sean verdaderos o falsos (deepfake). Como preocupantes son tantas otras agresiones machistas, algunas entre jóvenes, también colgadas en las redes. ¿Qué hacer? ¿En la escuela? ¿En las familias? ¿En la sociedad?

Ante esos peligros en la red, todólogos comentaristas suelen acabar siempre con el mismo soniquete: educación, educación y educación. E inmediatamente se apuntan políticos de (casi) todo pelaje y condición. Como si la escuela fuese el bálsamo que todo lo cura y capaz de prevenir semejantes dislates. Pues sí, educación, pero no solo y no solo en las aulas. Habrá que actuar en varios frentes: legal, escolar, familiar, social.

Legal

La elaboración y/o difusión no consentida por la red de imágenes sexuales (sexting), aunque no sean reales sino manipuladas, supone la vulneración del derecho constitucional «al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen» (CE, art. 18.1) y puede castigarse por la vía penal (LO 1/2015); en el caso de imágenes de menores, como delito de pornografía infantil, y si quienes las graban y difunden son menores, con la consideración legal correspondiente. Y puede y (debería) denunciarse también ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD). Pero más allá de ese marco legal, lo que se necesita con urgencia, además, es un reglamento europeo (y español) sobre inteligencia artificial (IA) para abordar los riesgos de esta tecnología.

Escolar

Uno de los fines de la educación es la educación para la convivencia y el respeto en todos los ámbitos y «en especial, en el del acoso escolar y ciberacoso, con el fin de ayudar al alumnado a reconocer toda forma de maltrato, abuso sexual...» (Lomloe, art.1.k). Desde ese punto de partida, habría que concretar el papel de la escuela como institución en dos planos superpuestos.

Primero, en el currículo. La educación para la salud, incluida la afectivo-sexual, se trabajará en todas las áreas o materias (Lomloe, arts. 19, 24 y 25) de manera transversal. Son contenidos sin asignación de horario concreto y dispersos por varias asignaturas a lo largo de la enseñanza obligatoria, especialmente en Conocimiento del Medio, Educación en Valores y, con mayor extensión, en Biología de la ESO.

El interrogante está en cómo van a impartirse esos contenidos en las aulas, ya que comunidades autónomas, centros y docentes tienen mucho que decir (y hacer) en la adaptación del currículo y cuando, además, existe una enorme laguna en formación específica del profesorado. Y segundo, en la dinámica general del centro.

Las tutorías y las charlas de expertos externos son buenos momentos para comentar (explicar, aclarar, etc.) asuntos relacionados con la educación afectivo-sexual, el acoso escolar, el ciberacoso, los peligros de la IA, etc. En el proyecto educativo, por otra parte, pueden incluirse actividades complementarias y/o extraescolares y dedicar especial atención a la educación en igualdad en los entornos no formales (recreos, pasillos, comedor, etc.), la mejor forma de prevenir actitudes machistas no deseables.

Familiar

Los peligros en la red para niños y jóvenes no pueden atajarse solo desde las aulas. La familia tiene mucho que decir (y hacer) en prevención y coerción. Padres y madres son los primeros y principales educadores de sus hijos e hijas. Algunos tendrán que plantearse si es adecuado regalar un móvil a los siete años de edad o a dónde les conduce pasar olímpicamente de lo que hacen frente a las pantallas.

Habrá que dialogar más en casa sobre la vida que llevan dentro y fuera del colegio, sus amistades, ocio, etc. Y bueno sería establecer conexiones más frecuentes y directas (tutorías, sobre todo, y reuniones de grupo) entre familias y centros educativos. A fin de cuentas, los menores pasan medio día entre pupitres.

Social

¿Y nada tienen que decir las instituciones, los medios de comunicación, los influencers o los responsables políticos? Antes de pedir que todo lo arregle la educación, que le den un par de vueltas a cómo ellos mismos contaminan (faltas de respeto, manipulación, machismo, etc.) el crispado ambiente social de nuestro país, en el que también respiran los menores de edad.

Es de esperar que el «se acabó» de las futbolistas de la selección española se convierta en referente para la juventud, ayude a plantearse el sentido actual de la educación, actúe como acelerador de partículas (feministas) de igualdad y sirva como antídoto a tanto machismo que está detrás de lo que corre por las redes.

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