Sala de máquinas

Pirineo en sombras

Juan Bolea

Juan Bolea

Una de las mejores novelas negras del año la ha escrito, en mi opinión, una joven autora aragonesa, nuevo fenómeno de nuestras letras: María Pérez Heredia.

Su reciente entrega, Pirineo Noir (Roja&Negra), elabora una trama compleja, repleta de giros argumentales y psicológicos, respetuosa con las líneas clásicas del género, pero, al mismo tiempo, abierta a nuevos caminos y exploraciones, que la autora transita con la seguridad de saber hacia dónde se dirige.

Fusionando la escuela del noir francés con el moderno género español, María Pérez Heredia nos conducirá a poblaciones y paisajes muy conocidos por todos los amantes de la cordillera pirenaica, pero donde, además de las hermosas flores de edelweiss, habrá crecido una semilla del mal cuyo veneno, causante de un enorme daño un par de décadas atrás, volverá a manifestarse ahora trágicamente, en forma de nuevas desapariciones y muertes violentas de chicas adolescentes.

La solución de esos atroces crímenes caerá bajo la responsabilidad de un equipo internacional de investigadores muy bien dibujados, muy reales, pero distintos y a menudo opuestos, incluso contradictorios entre sí. El inspector francés y los policías españoles apenas compartirán otra cosa que el caso en sí, viéndolo y analizándolo, por añadidura, desde perspectivas a menudo antagónicas. Escudriñando, además, solapada y mutuamente sus respectivos pasados, por si alguna conexión personal pudiera encausarlos a ellos mismos y enturbiar aún más la ya de por sí opaca búsqueda del fantasmal rastro de un asesino en serie. Con una prosa eficaz, sin concesiones, pero sin renuncias; con unos diálogos convincentes, precisos; con notable habilidad para la elaboración de tramas, escenografías y atmósferas, así como para la construcción de personajes y escenas… Pero, sobre todo, dotada con ese instinto para la dinámica de la acción en manos de pocos especialistas, Marina Pérez Heredia se sitúa a la vanguardia de nuestra novela negra, despertando ilusiones y expectativas. Y adquiriendo, como autora revelación, el compromiso de seguir profundizando en los conflictos de un mundo, el suyo, y de una generación, la que con tan brillante estilo representa. Ojalá la inspiración siga acompañándola en sus próximos títulos y nos haga disfrutar tanto como devorando Pirineo noir.

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