Airtex y Schindler, dos fugas injustificadas

El Periódico de Aragón

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El anuncio de Airtex de deslocalizar su actividad para trasladarla desde Plaza a Rumanía fue una noticia que sorprendió a la plantilla, al sector de la industria y a las instituciones aragonesas hace ahora tres semanas. Esta empresa auxiliar del automóvil, que se fundó en 1930 en Zaragoza y fue adquirida por Trico hace ahora cuatro años, prevé 96 despidos para ejecutar su plan de deslocalización porque, según argumenta, peligra su viabilidad futura. La compañía señala que sus ventas han caído un 25% entre 2021 y 2022 y un 4% en el acumulado de agosto de 2023. Además, sostiene que el incremento de los costes ha obligado a aumentar sus precios, lo que ha reducido sus ingresos, así como que todos sus productos se dirigen a vehículos con motor de combustión, cuya demanda va a la baja.

Sin embargo, los datos a los que ha tenido acceso este diario, revelan que cerrará el año con el triple de beneficios que los registrados en 2022, algo que difícilmente justifica la aplicación de un expediente de regulación de empleo (ere) y menos todavía su fuga a otro país. Esta compañía, por otra parte, ha recibido entre los años 2019 y 2022 subvenciones del Gobierno de Aragón por valor de más de 800.000 euros. Por tanto, los argumentos esgrimidos por la empresa son, cuanto menos, discutibles. A eso van a tratar de agarrarse los trabajadores y las organizaciones sindicales que intentan frenar esta fuga empresarial. La plantilla, que llevará a cabo hoy mismo unos protesta, iniciará ha anunciado una huelga indefinida el próximo lunes.

Este episodio recuerda mucho al protagonizado por Schindler, uno de los líderes mundiales en el sector de ascensores, escaleras mecánicas y transporte vertical, que aplicó un ere para 119 personas en su planta de Zaragoza (había 400 trabajadores) hace cuatro años con la intención de trasladar su producción a Suiza y Eslovaquia. Y así lo hizo. Pero años atrás fue desviando su negocio al Este de Europa desde 2014, elevando así su facturación en la factoría eslovaca. Schindler justificó entonces el proceso cuestiones productivas, organizativas y tecnológicas.

Las organizaciones sindicales, la patronal del Metal de Zaragoza (FEMZ) y el Gobierno de Aragón tratan de hacer un frente común para evitar la crisis industrial. La DGA ha remitido una carta al grupo Trico para reconsidere la decisión y está previsto un encuentro al más alto nivel entre ambas partes a mediados de diciembre. Schindler hoy ya no es lo que fue. El conflicto dejó huella la industria, vital para la economía aragonesa. Hoy, la historia se repite.

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