Sala de máquinas

El huevomágico

Juan Bolea

Juan Bolea

La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, parece interesada en reconvertir Zaragoza en sede de grandes espectáculos y de ello viene dando muestras al apoyar el Festival Vive Latino (Expo), La historia interminable (Teatro Principal de Zaragoza) o el Circo del Sol (Pabellón Príncipe Felipe).

Este último show, Ovo, ofreció una deslumbrante puesta en escena, a medio camino entre lo circense y lo teatral, inspirada en el alucinante mundo de los insectos y en la simbología del huevo, uno de los motivos con mayor riqueza iconográfica no sólo en la alimentación, sino en el devenir del arte.

Los acróbatas, caracterizados de grillos, moscas, escarabajos o arañas se peleaban por la posesión de un enorme huevo en cuyo interior, habida cuenta lo encarnizado de sus disputas, parecían contenerse los secretos del universo. Como símbolo del círculo, de la fertilidad o del nacimiento, el huevo acompaña a la historia desde las pinturas rupestres a los huevos de Pascua, desde el huevo de Colón al de Fabergé, desde el huevo del que nacieron los gemelos de Leda y el Cisne hasta los huevos duros de los que brotaba el humor de los hermanos Marx.

Aquel huevo seminal, nutricio, que en Ovo admiran los insectos acróbatas, los equilibristas, contorsionistas y trapecistas del Circo del Sol no llega a abrirse en el escenario porque su embrión es el propio show en sí, milagro de concepción, nacimiento y muerte al que cualquier espectáculo que merezca llamarse tal debería su concepción y ejecución.

En la capital aragonesa, el público responde muy bien a estos grandes eventos, que aportan calidad, prestigio y economías complementarias. Para su programación, Zaragoza cuenta con magníficos escenarios. Para aforos de cinco a diez mil personas, el Príncipe Felipe reúne las mejores condiciones y equipo. No así la achacosa Romareda, cárcel de un equipo condenado por sus incompetentes rectores a una negra década. El nuevo estadio debería marcar una nueva época en lo deportivo, pero también en ese otro mundo más luminoso del espectáculo, la música o el arte del circo... Que ese estadio sea otro Ovo, otro huevo mágico del que nazca el futuro, y que la alcaldesa Chueca lo vea... pronto.

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