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Los móviles y las clases de sexo

Nicolás Espada

Nicolás Espada

Clama ahora una gran parte de la sociedad española porque los estudiantes no puedan usar los móviles en los centros educativos e incluso en algunos casos esta utilización se relaciona con el bajo nivel educativo que obtienen los españoles en comparación con otros países de nuestro entorno. Como si el problema del móvil solo dependiera de las escuelas e institutos, que es donde menos tiempo al día pasan los adolescentes en nuestro país. En sus casas están más horas y quizás habría que preguntarse qué se hace ahí para que chicos y chicas no estén tan obsesionados con los teléfonos móviles. Reflexionemos juntos y recordemos cuántas conversaciones hay comiendo en familia, viendo series o simplemente estando en el hogar. Aunque claro si estos jóvenes tienen móvil es porque algún mayor, de esos que ahora protestan, se lo ha dado viendo que sí que es útil para controlarles, para saber dónde están o por seguridad o vete tú a saber por qué. Pero ese teléfono ahora no lo van a poder tener en clase aunque antes se había dicho que era bueno para obtener conocimientos...

Lo que no se dice nada es por qué desde hace más de tres lustros la legislación española contempla que todo el alumnado debe recibir educación sexual y sin embargo no existe. Eso sí, los expertos la echan en falta cuando analizan hechos graves de carácter sexual en los que se ven implicados menores como la reciente difusión de fotos falsas de niñas desnudas creadas por inteligencia artificial en Extremadura. Y nos alarmamos todos cuando vemos los datos que se han conocido esta semana sobre el crecimiento en los últimos meses de las enfermedades de transmisión sexual, sobre todo en jóvenes entre 15 y 35 años. Dice Sanidad que las cifras de afectados por sífilis, gonorrea y clamidia son las más altas de los últimos años y luego resulta que cada vez hay más prácticas sexuales que se realizan sin protección y lo peor, que ningún adolescente ni joven estudiante se ha examinado alguna vez de educación sexual porque no es una asignatura que se estudie.

Será muy importante que los jóvenes presten gran atención durante las clases y no deriven su interés en los móviles. Ya lo cogerán nada más salir y se pondrán al día. Pero también es muy importante que haya una buena prevención ante unas enfermedades como las sexuales y a eso no dedican mucho tiempo nuestras autoridades educativas. Y tienen mucho que hacer, así que se apliquen. Estamos pendientes de las clases de repaso, de si el examen de acceso a la universidad tiene que ser igual o no en todas las comunidades autónomas... 

Los móviles no son un problema de los adolescentes. La sociedad tiene un problema con los adolescentes y no lo sabe resolver.

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