Aragón, una mina de talento

La comunidad debe reconocer a sus jóvenes emprendedores como uno de sus principales avales porque atesoran valores, pasión, constancia, esfuerzo y brillantez. Esta savia nueva ha de servir de ejemplo y palanca para afrontar una nueva realidad empresarial 

Foto de familia de la nueva junta directiva de los jóvenes empresarios de Aragón

Foto de familia de la nueva junta directiva de los jóvenes empresarios de Aragón / El Periódico de Aragón

Ricardo Barceló

Ricardo Barceló

La vida política está demasiado revuelta por la inestabilidad del nuevo Gobierno central, la ley de amnistía, la sequía y los conflictos internacionales que apenas deja margen para prestar atención a otras cuestiones que resultan tanto o más relevantes. Hoy, coincidiendo con el lanzamiento del suplemento económico ‘activos’ en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, es el día propicio para salir de la vorágine informativa y reconocer una realidad que, en demasiadas ocasiones, pasa desapercibida, a pesar de que es la semilla de lo que será el nuevo modelo empresarial y económico del futuro. Me refiero a los jóvenes emprendedores de la comunidad, una cantera de talento que comienza a emerger a la superficie y que Aragón debería exhibir como uno de sus principales avales porque atesoran valores, pasión, constancia, esfuerzo y brillantez, cualidades todas ellas que ha de reunir cualquier buen empresario que se precie

Sorprende comprobar, por ejemplo, que Aragón cuenta con más de 100 startups de perfil tecnológico en un momento en el que este nicho de mercado está llamado a ser uno de los grandes artífices de la transformación económica e industrial de la comunidad. La llegada de los centros de datos de Amazon Web Services (AWS), Microsoft así como otras compañías multinacionales suponen, afortunadametne, inversiones milmillonarias para un territorio que se ha hecho acreedor de alojar sus sedes. Sin embargo, ello no debería impedir regar la semilla que dinamizará el tejido productivo aragonés a lo largo de las próximas décadas. 

Alicia Asín (Libelium), Alvaro Monzón, Guillermo Zaragozano y Álvaro Antoñanzas (Deusens), Rosa Monge (Beonchip), Jorge Terreu (Maximiliana), Daniel Puértolas y Álberto Portolés (Numéricco), Carlos Larraz y Toño Escartín (Funidelia), Esther Borao (Itainnova), Jorge Mata (Academia de Inventores), Javier Lozano y Daniel Martin (Singerfy), David Magallón (TGC Fáctory), Pedro Lozano (Imascono), Alejandro del Amo (Abora Solar), Cristina Bentué y Stephen de Vries (Irius Risk), Isabel Guedea (Endef), María López (Bitbrain) y tantos otros emprendedores locales vienen mostrando el camino a seguir. Algunas de estas firmas sumaron más de 50 millones en las rondas de financiación para startups y scaleups (su trayectoria está contrastada y crecen a un ritmo superior al 20% en facturación o empleo en los últimos tres ejercicios) y otras se abren paso con ímpetu. Son historias de éxito, también de supervivencia, si bien también hay muchos casos de emprendedores que fracasan y han de cambiar su hoja de ruta, seguir intentándolo, reinventarse y volver a crear algo de la nada. La tarea es hercúlea, pero «ningún máster te enseña lo que te enseña el fracaso», aseguró hace unos días un relevante empresario aragonés que se vio abocado al cierre de un negocio histórico años.

La comunidad cuenta con más de un centenar de 100 ‘startups’ de perfil tecnológico, un nicho de mercado llamado a liderar el cambio de modelo

Esta savia nueva se ha convertido en la palanca para afrontar una nueva realidad e imprimir un cambio definitivo que ya se va cociendo en el tejido productivo de la comunidad. Los cambios que han experimentado las organizaciones patronales de Aragón en los últimos años son solo un reflejo de esa metamorfosis. Lejos han de quedar las fórmulas tradicionales y el miedo a innovar para dar paso a nuevas recetas. Dirigir desde los valores, cambiar la concepción de las empresas, ser más eficientes en la gestión del tiempo y los recursos, ahondar en la generación de valor con el concurso de los empleados y pensar más en el medio y largo plazo, evitando el camino más rápido y sencillo, son solo algunas de las cuestiones que comienzan a atisbarse en el horizonte y que ya está poniendo en práctica una generación a la que hay que escuchar.

La Asociación de Jóvenes Empresarios de Aragón (AJE) celebró hace apenas un par de semanas el relevo en la presidencia. Luis Martín Nuez, consejero delegado y fundador de la Academia de Inventores cogió el testigo de Silvia Plaza al frente a un colectivo que nació hace 34 años y que hoy cuenta con alrededor de 300 socios. Ellos son el escaparate de lo que está por llegar. Son los que han de empujar, a pesar de las fuertes resistencias, hacia la transformación económica de Aragón. Para ello solo hay que hacer dos cosas: escucharles y apoyarles.

rbarcelo@aragon.elperiodico.com