Opinión

¿Por qué Azcón no quiere hablar de Aragón?

El presidente ha estado ausente, esperando instrucciones de Génova para atacar al Gobierno central

En los últimos días, hemos sido testigos de uno de los episodios más bochornosos en la historia del Parlamento aragonés. La polarización, el deterioro de nuestras instituciones, la crispación, el lodazal político y la tergiversación de la realidad han arraigado en Aragón y en nuestras Cortes, convirtiéndose, tristemente, en una constante en nuestra comunidad, conocida tradicionalmente por ser tierra de pactos y de estabilidad.

Y los aragoneses deberían preguntarse por qué en Aragón se habla sólo de Madrid. ¿Qué ha cambiado? La respuesta es sencilla: el presidente de la comunidad. Lamentablemente, Jorge Azcón está más interesado en debatir sobre lo que sucede en la capital de España que en liderar y abordar los problemas de la comunidad que debería representar. Y digo debería porque, hasta la fecha, este gobierno ha mostrado una pasividad preocupante, ha estado ausente, en lo que a Aragón se refiere, eso sí, esperando instrucciones y argumentario de Génova para lanzar continuos ataques al Gobierno central.

Mientras tanto, en Aragón, se desvía la atención de los verdaderos problemas que afectan a los ciudadanos. Esto quedó patente la semana pasada cuando Azcón, en su primera comparecencia en el Parlamento a petición del Grupo Socialista para rendir cuentas sobre el cumplimiento de su pacto de gobierno con Vox, optó nuevamente por el silencio sobre los asuntos aragoneses.

Azcón se negó a responder a todas las cuestiones cruciales: ¿Cuál es la postura de su gobierno respecto a los trasvases? ¿Qué medidas tomará para abordar las largas listas de espera sanitaria que han alcanzado la peor cifra en los dos últimos años? ¿Cómo cumplirán las promesas de ayudas directas a los agricultores afectados por la sequía que ahora se niegan a dar? ¿Cómo va a luchar contra la despoblación? ¿Cuál es su política de inmigración? ¿Qué acciones tomarán para evitar el cierre de consultorios locales en las zonas rurales? ¿Cómo compensarán la pérdida de 40 millones de euros para Aragón por el veto del PP al objetivo de déficit en el Senado y a qué servicios afectará?

Son interrogantes legítimos que exigen respuestas claras y concretas. ¿Por qué Azcón evita hablar de Aragón?, ¿es porque no tiene nada qué decir o es porque le importa más bien poco? Tengo la certeza de que lo que intentan tapar son las contradicciones, los incumplimientos y los silencios cómplices de un gobierno que lleva ya más de medio año en el poder. Siete meses dedicados a hacer oposición a la oposición, a silenciar a quienes lo cuestionan y aplicar el rodillo en el Parlamento. Podemos afirmar, y los hechos así lo demuestran, que el señor Azcón es el presidente autonómico más radical y reaccionario del panorama autonómico nacional. Un presidente cuyo proyecto político aún desconocemos, más allá de apropiarse de los frutos del anterior, y de buscar culpables en lugar de soluciones cuando la realidad aprieta. Un gobierno carente de ideas, pero cargado de ideología.

Como portavoz del Grupo Socialista, en representación de los más de 190.000 aragoneses que han depositado su confianza en nosotros, continuaremos desempeñando nuestra labor con diligencia y compromiso. Nuestra responsabilidad es velar por los intereses de los ciudadanos de Aragón, quienes nos han otorgado su voto y también de quienes ya se sienten engañados y decepcionados por el gobierno, con la expectativa de que defendamos sus derechos y trabajemos incansablemente en beneficio de nuestra comunidad y en la construcción de un proyecto ilusionante que sitúe a los y las aragonesas en el centro de sus políticas. Y todo ello con responsabilidad, contundencia y lealtad.

Es hora de que Jorge Azcón inicie la senda de la responsabilidad y reconozca que su deber principal es con los aragoneses, no con los intereses de su partido en Génova. Es hora de que se entere que es presidente de Aragón. Y es hora de que se enfrente a las cuestiones planteadas y empiece a priorizar los asuntos de nuestra comunidad, porque hasta ahora, ha quedado patente que Aragón le ha importado más bien poco.

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