Opinión | Sala de máquinas

Suspense en las marismas

Por desgracia, la pederastia, en todas sus variantes, incluida la más violenta, ha irrumpido con fuerza en la estadística criminal española. En los últimos años, los casos se han multiplicado. Entre ese tipo de criminales se encuentran los tipos más perversos. Su grado de crueldad llega a alcanzar lo inimaginable, pues nadie en su sano juicio podría causar sufrimiento a un menor, ni hacerlo con sadismo.

De ahí, de semejante categoría delictiva y de los monstruos que pueblan sus negras pinturas, que las novelas que tratan sus desviaciones sean realistas o partan de un fondo real, de casos reales.

Una de las últimas novedades, destacada por su agilidad y fuerza narrativa, es Marismas (Planeta), escrita a cuatro manos por Beatriz Roger y Luiso Soldevila.

Horneado en 2022, la trama de este thriller de suspense se calienta entre las manos porque sus páginas queman, vuelan como corre su acción hacia el desenlace de un secuestro de niñas sobre el que descansa un argumento bien trabado y pertrechado de las suficientes dosis de intriga como para mantener en todo momento la atención del lector.

Ambientada, con profundo conocimiento del terreno, en las marismas del río Ter, en la Costa Brava, la opresiva atmósfera de Marismas se nos aparece casi virgen desde el punto de vista geográfico, e inexplorada como territorio literario de esa nueva novela negra española que ha encontrado en el thriller el mejor aliado para acelerar su ritmo y proporcionar mayor contraste y tensión a sus escenas. Esas aguas emboscadas en la niebla, esa vegetación extraña, subacuática, esas ambiguas aguas, híbridas de río y mar, dulces y saladas al mismo tiempo, arrojarán una pátina de humedad y un velo de misterio contra la pálida linterna con que las fuerzas del bien intentan abrirse camino entre las noches y los humedales del mal. También los personajes de Marismas están muy bien definidos. Comenzando por el detective Ros, que será quien lleve una investigación oscurecida desde un principio por ese fondo terrible de desapariciones de niñas de muy corta edad, y siguiendo con los habitantes de las marismas del Ter, policías, ornitólogos, mujeres independientes (algunas con poderes) y, por supuesto, la huidiza sombra del asesino...

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