Opinión | VIRANDO A BABOR

La xenofobia no tiene gracia

Ahora resulta que va a ser Nolasco el gran defensor de la igualdad y la libertad. El vicepresidente de Azcón ha reclamado que el Gobierno de España paralice, retire y detenga las concesiones de la nacionalidad española a todas aquellas personas que provienen de culturas islámicas porque el islam «va en contra del progreso de la igualdad y la libertad». El argumento es de traca viniendo de quien viene, de un partido que no aprueba los manifiestos por la igualdad en las instituciones con motivo del 8M y que repudian todo lo que huele a feminismo; de un partido que censura manifestaciones culturales que no les convencen y va retirando placas conmemorativas relativas precisamente a luchadores de la libertad o derogando, donde sus cómplices les dejan, leyes de memoria histórica; de una ideología que donde se siente bien es en el recuerdo del franquismo o incluso en la Edad Media, con la Santa Inquisición quemando brujas y herejes y el patriarcado dictando sus normas de discriminación sobre las mujeres. Si alguien supone una amenaza a la igualdad y a la libertad son precisamente los que socaban los valores europeos, los que se alían con sus conmilitones de la extrema derecha de cualquier lado compartiendo el odio al diferente, señalando a la inmigración como origen de todos los males y si son árabes con más motivo. Eso se llama islamofobia y xenofobia. Es una táctica del peor Trump decir que se defiende lo que se odia, o sea, convertirse en paladines de la igualdad y la libertad quienes con su acción política tratan de impedir cualquier avance hacia la igualdad y la conquista de derechos para todos y especialmente si los beneficiados son grupos tradicionalmente marginados y estigmatizados. No nos hagan reír, señores Nolasco y Azcón con sus discursos, no tienen maldita la gracia. Lo que hacen es sembrar odio. Desatar a estas alturas guerras de religión no sólo está fuera de lugar, es miserable.

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