Opinión | EL ARTÍCULO DEL DÍA

Luis M. Casáus

Dignifiquemos nuestra pasión

No se trata de ganar dinero, sí de cubrir gastos que permitan afrontar nuevos proyectos

Según un estudio realizado por Robert Muro, ex secretario general de la Academia de las Artes Escénicas de España, y recogido por Santi Riesgo en su artículo Por las buenas, sobre el teatro amateur en 2023, en nuestro país existen 2.500 grupos de teatro no profesional en los que están involucradas 50.000 personas que llevan a cabo 26.000 representaciones reuniendo en las salas a más de 4.000.000 de espectadores. Sin llegar a alcanzar el tejido amateur de las Artes Escénicas en otros países europeos como Italia o Francia, por ejemplo, el panorama de nuestra nación no es nada desdeñable.

Dicho esto, desde el Teatro de Robres quisiera central mi reflexión de este día en el abuso, consentido por las propias agrupaciones, de ayuntamientos y entidades que tienen la osadía de convocar certámenes o festivales abiertos a nivel nacional ofreciendo unas financiaciones que más bien son limosnas. Porque sí, en pleno siglo XXI se están ofreciendo cantidades ridículas y vergonzantes que no pasan de un puñado de euros con la desfachatez añadida de sacar pecho y presumir de apoyar al Teatro Aficionado. Y todavía hay algo peor, algunas agrupaciones llevadas por la pasión y la ilusión por mostrar sus producciones, ponen dinero de su bolsillo para acudir a este tipo de eventos cubriendo a los respectivos ayuntamientos una programación que constituye el pilar cultural low cost en sus localidades.

No se trata de ganar dinero, sí de cubrir gastos que permitan afrontar nuevos proyectos. Pero, por encima de todo, se trata de que se aprecie y valore nuestro trabajo. Porque sí, montar una obra de teatro para los grupos aficionados conlleva trabajo, mucho trabajo que se suple a base de generosidad, empeño e ilusión que pasan por encima de renuncias, sacrificios y privaciones personales. Los que estamos ahí lo sabemos bien. Por eso no debemos consentir que se menosprecie nuestra actividad ya que es de vital importancia, ante todo, para el mundo rural. Gracias a nuestras propuestas el teatro llega a todos y cada uno de los rincones de nuestro país para gozo y disfrute de sus habitantes. La población del medio rural tiene los mismos derechos, las mismas necesidades culturales, estéticas y emocionales que aquellos que viven en las grandes urbes. Las agrupaciones de teatro aficionado las cubrimos con creces con nuestros montajes cada vez de más alta calidad.

Por otra parte, tampoco hay que olvidar que esas 50.000 personas que, según el estudio, estamos involucradas en el mundo del teatro amateur somos consumidores asiduos de las salas donde se llevan a cabo las producciones profesionales. Además de potenciar con nuestra labor una ingente escuela de espectadores.

En nuestras manos está la solución. Desoigamos esas convocatorias que ofrecen calderilla por nuestro trabajo. Aceptando ciertas condiciones nos empequeñecemos, nos hacemos más invisibles y nos convertimos en cómplices del abuso de aquellos que «presumen» de apoyar el teatro aficionado.

Sigamos adelante con nuestros proyectos, con nuestras ilusiones y con nuestros sueños, sigamos disfrutando y amando el teatro, sigamos haciendo camino llevando nuestro sentir hasta el corazón de las gentes que todavía resisten en esas zonas que hemos dado en llamar «España vaciada». Se lo merecen y nos esperan. Pero por favor, querámonos un poco más y dignifiquemos nuestra pasión.

Desde el Teatro de Robres, ¡feliz Día Internacional del Teatro 2024!

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