Opinión | APUNTES AL MARGEN

La locura del polo y la escopeta nacional

Explicaba el filósofo escocés Hume que si una bola de billar golpea a otra y la segunda comienza a moverse no podemos deducir que la primera bola sea la causa del movimiento de la primera. Solo podemos deducir que se han movido consecutivamente, primero una y luego la otra. Yo me siento identificado con el pensamiento empirista y escéptico de Hume, por eso me atrevo a escribir esta columna. Hace ya un año que el ayuntamiento cerró el Luis Buñuel. Lo hizo tras una denuncia de la asociación «unipersonal» Escuela y Despensa (si Costa levantara la cabeza y viera quién usa hoy su lema...). Resulta curioso que después de esa denuncia el ayuntamiento, que nunca ocultó su voluntad de cerrar el Luis Buñuel, haya entregado un par de jugosas subvenciones al hijo del denunciante. Pero yo, como Hume, no entiendo que sea causalidad sino simplemente dos hechos consecutivos. Pienso en esas subvenciones, y sin lógica alguna, me viene a la cabeza la película de Berlanga La escopeta nacional, que va de cacerías, compadreos y demás para intentar sacar tajada del dinero público. La empresa Inversiones Empresariales del Ebro (propiedad del hijo «unipersonal») solicitó una subvención para abrir una franquicia de Polos Locos y la justificaba hablando del efecto WOW de la realidad aumentada y de aportar conexiones emocionales muy fuertes entre marca y usuarios. Ya sé que suena a cachondeo, pero es lo que este señor escribió. Recibió 70.000€ del Ayuntamiento. La franquicia duró poco y la matriz Polos Locos, comprensiblemente, declina toda responsabilidad de lo hecho por su franquiciado. A todo el mundo le pueden salir mal las cosas y lo importante es aprender. Así que volvió a la carga y en el mismo local en el que fracasó con Polos Locos decidió abrir una franquicia de Chocolates Valor. En este caso obtuvo una subvención algo más modesta: 65.000€ para instalar pantallas de realidad virtual y aumentada. Debe ser alucinante paladear chocolate en realidad virtual, y si ya es aumentada debe ser una explosión de sabor. Por eso serán los 65.000€. Hay que reconocer que, ahora sí, la franquicia está abierta. Recapitulando: un señor denuncia a una entidad que no gusta al ayuntamiento. Después ese ayuntamiento le da dos subvenciones relacionadas con las nuevas tecnologías a una empresa del hijo del denunciante por valor de 135.000€. Esas subvenciones sirven para vender polos (pocos, que el efecto WOW no fue el esperado) y chocolates con realidad virtual. Viendo la sucesión de acontecimientos no sé si pensar en las bolas de billar de Hume o decir «Olé, olé, Rigodón». Toda mi solidaridad con los periodistas de Arainfo, que contaron esta sucesión de acontecimientos y han sido denunciados por ello.

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