Opinión | APUNTES AL MARGEN

Culebrón Romareda

Poco a poco se va viendo claro lo que va pasar con el nuevo estadio. Acuérdense de cuando la nueva Romareda no iba a costar un duro a los zaragozanos ni al resto de aragoneses. En octubre se hablaba ya de 140 millones. La semana pasada supimos que el proyecto costaba 180 millones. Basándome en la experiencia habitual de las grandes obras, predigo sin miedo alguno a equivocarme que el coste final será netamente superior a 180 millones. Además, cuando los proyectos tienen una fecha cerrada muy importante, por ejemplo, un mundial, los constructores tienen todo el poder de negociación frente a las administraciones públicas y suelen emplearlo. Si no me pagas más no podré acabarlo a tiempo para la inauguración, tú verás... Fíjense que los sobrecostes ya han empezado: se van a gastar 12 millones de euros (a sumar a los 180) en un estadio provisional con el objetivo de que las obras duren menos. Vamos por 192 millones y las obras aún no han empezado.

Lo curioso es que las obras las va a financiar una empresa propiedad a partes iguales del club, la DGA y el ayuntamiento. Sin embargo, de momento el club solo ha aportado 6 millones a la empresa, la DGA 20 y el Ayuntamiento el suelo que valoran en 24 millones. Se supone que cada uno de los socios deberá aportar 40 millones y además la sociedad pedirá un préstamo de otros 60 millones. Pondrán 180 millones. No hemos empezado y ya hay 12 millones de desfase. ¿Qué es lo que creo que va a pasar? El Real Zaragoza no va a tener músculo para pagar los 36 millones que le faltan, más asumir la nueva deuda, más los posibles desfases en la construcción. Esto no lo digo yo, lo dice la contabilidad del club, que acumula más de 54 millones de deuda, y su clasificación deportiva: la próxima temporada es más probable que juegue en 2ªB que en 1ª división. Con las obras empezadas, es decir, con una parte del estadio derruido, el club dirá que no puede pagar y serán las administraciones las que asuman los sobrecostes, los 60 millones de préstamos que la empresa no podrá pagar, e incluso la parte que el Real Zaragoza no llegue a desembolsar de sus 40 millones. ¿Y qué significa todo este lío de cifras? Que básicamente el Zaragoza se va a quedar un estadio para él solito, que va a costar más de 200 millones y que solo va a apoquinar los 6 millones que lleva aportados y ya veremos si algo más. También veremos si los actuales accionistas tienen algún interés en el club o el objetivo es un pelotazo con la Romareda a costa de los contribuyentes.

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