Opinión | editorial

Aragón y su mirada al futuro

Cada 23 de abril Aragón se mira en el espejo y, con La Aljafería de escenario, ahonda en su constante reflexión sobre hacia dónde quiere caminar en el futuro. En este sentido, lo vivido ayer en La Aljafería es una buena muestra de que la comunidad puede tener una voz propia, como defendía Javier Lambán en su etapa de presidente, y que sin estar al margen de las turbulencias de la política nacional, su discurso puede ser perfectamente un ancla de España en el que sujetarse. Los discursos del presidente Jorge Azcón y de su antecesor, que ayer recogía la Medalla de Aragón de manos de este, eran ejemplo de tener la mano tendida para conseguir objetivos compartidos como son esa defensa de la igualdad entre españoles frente a las amenazas externas, de un mensaje unitario agarrado a la Constitución y al Estatuto de Autonomía, y de centrar más esfuerzos en la búsqueda de todos los elementos que les unen y a pesar de todos aquellos que les diferencian. Con lo que uno y otro han sido, rivales en las urnas y con proyectos muy distintos, ver esa sintonía entre ambos anima a pensar que no todo está perdido en la política aragonesa. Aragonesizar España más que españolizar Aragón debería ser un discurso más grabado a fuego de lo que ha estado en los últimos tiempos, sacando a relucir ese valor al alza que significa ser una tierra de pactos y de diálogo.

Y, frente a eso, se pone más de relieve lo desnortado que quedan otros mensajes, como el que entonó la presidenta de las Cortes, Marta Fernández, en ese mismo acto. Quedó su discurso desubicado, a contracorriente de esa mentalidad de aproximación y más orientada a la confrontación, siempre plagado de alusiones al terrorismo, Bildu y los independentismos en España, más presentes en la hoja de ruta de su partido, Vox, que en esa visión de futuro que quiere Aragón para sí mismo. Una aspiración que sí pasa, por ejemplo, con avanzar en derechos dentro de un Estado de las autonomías en el que la ultraderecha no cree. Se podría decir que solo la defensa a ultranza de la Constitución del 78 es lo que les acerca a esa unidad de acción aragonesa, pero siendo este un espacio común en el que es difícil encontrar algún partido en la comunidad que se quede al margen.

Aragón se ve a sí misma con mucho potencial dentro de esa España que todos dicen querer defender. Argumentos le sobran en cuanto a fortalezas que tiene el territorio para apostar fuerte por sí mismo, y mirar al futuro con ambición y retos de calado, como los que marcaba Azcón en una mirada en la que se apoya mucho en el avance del sector tecnológico en su implantación en la comunidad o en sectores estratégicos como la logística o la agroalimentación. Quizá esa es la visión que el ciudadano espera en un día como el de ayer, pensar que más en lo que nos une y nos hace fuertes, que en lo que nos separa y nos debilita.

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