Opinión | EL MIRADOR

Conmemorar los 365 días

Festejar, recordar aquello que es importante en nuestro devenir, estimula la memoria en el pasar del tiempo, y viene bien para no olvidar los acontecimientos del pasado, lo que nos nutre y nos rodea en nuestra convivencia. El 23 de abril se celebró la fiesta patronal de San Jorge y el Día del Libro. En esta celebración de Aragón además de una flor, se regalan hojas del conocimiento, de la sabiduría y del entretenimiento, aunque luego vuelen por el tradicional cierzo a sus estancias tradicionales. El estímulo de adquirir un libro, conocer personalmente a los autores tiene motivación para todos, especialmente para el autor y el lector. Una comunidad cultural que siempre hay que nutrir con actividades culturales. El ambiente que se crea cuando la cultura se expone es difícil de encontrar en otros ámbitos. Pasear por las calles viendo y escuchando a grupos de músicos y cantantes, ojeando mostradores cargados de libros, buscado lo que ya no se lee o se ve y comprar aquello que no esperabas encontrar, es festejar, en un día de fiesta, el optimismo y la buena convivencia.

El 15 de abril se celebró el Día Mundial de Arte; fue proclamado por la Unesco en 2019, con el objetivo de promover el desarrollo, la difusión y la promoción del arte, tres componentes imprescindibles para que el artista pueda seguir creando, activando la innovación y el establecimiento de diálogos que animen a la participación en la construcción de un mundo libremente habitable. El arte cuenta con distintas diciplinas, como la pintura, la escultura, la literatura, la música, el cine, la danza y la arquitectura. El poder del arte construye vínculos que hace confluir a la gente desarrollando la convivencia, la comunicación a través del estímulo de una emoción estética. La sociedad está ávida por acceder a disfrutar de una visión externa de la cultura; lo vemos cada vez que se programan ferias o conciertos clásicos-populares.

En lo que se refiere a los artistas visuales, sus obras se exponen en interiores con poca luz, espacios solitarios, aunque el acceso esté libremente abierto. Las obras necesitan caminos para recorrer, puntos de concentración, de referencia artística, de creadores en su conjunto, una manera de diversificar, de crear nexos con la población. Aragón es una tierra participativa y solidaria con las propuestas culturales y patronales, tiene respuestas masivas, lo vemos cada año en las conmemoraciones. Es necesario que en nuestra comunidad se desarrolle mayor visibilidad de las obras de los artistas, creando ferias de arte, como se hicieron antaño en los antiguos depósitos del Pignatelli o de manera plural y colectiva en el Palacio de la Lonja o en la Sala Multiusos. Este tipo de eventos fomenta la realización de actividades como debates, conferencias, talleres, una manera de celebrar el arte en sus diversas formas. Al igual que la Unesco eligió el 15 de abril por ser el nacimiento de Leonardo da Vinci. En Aragón se debería elegir el 30 de marzo por ser el nacimiento de nuestro insigne Goya, como fecha conmemorativa para festejar el Día del Arte. Celebrar cada día lo importante de nuestra historia y vida, es un viaje al emprendimiento de bienestar social, un compromiso a su favor.

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