Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Leciñena y su santuario

El Santuario de la Virgen de Magallón es uno de esos lugares donde a uno se le puede ocurrir cualquier fantasía. Con una vista impresionante sobre el término de Leciñena, al fondo los Pirineos, su mole, cuajada de historia, se yergue solitaria, reservando para sí sus muchos secretos. El Ayuntamiento de Leciñena viene haciendo notables esfuerzos por ponerlo en valor, mantener el edificio y abrirlo al turismo, a las visitas guiadas. Entre las prioridades del alcalde, Andrés Picazo, y de la concejal de Cultura, Ana Pérez, está la de diseñar actividades que realcen su gran valor arquitectónico, como la joya que es del patrimonio aragonés.

Una buena manera de dar a conocer el Santuario es la de organizar conferencias como la que impartió Manuel Marlasca sobre un tema que él conoce mejor que nadie: los asesinos en serie. Con el salón del santuario lleno a rebosar, Marlasca se centró en algunos de los casos más emblemáticos que han hecho correr tinta en la España negra. Como un antecesor de más actuales monstruos se refirió al Arropiero, una inhumana bestia que, allá por los años setenta, pudo causar la muerte de varias decenas de víctimas, en su mayoría mendigos. El Arropiero tenía perturbadas sus facultades mentales. De ahí, a juicio del psiquiatra García Andrade, y del propio Marlasca, que sus asesinatos fuesen «crímenes sin historia». Menos sutiles, desde luego, que los cometidos por Joaquín Ferrándiz, aquel agente de seguros de Castellón, en apariencia encantador, que violó y estranguló a varias mujeres con su propia ropa. Ferrándiz entraría en la categoría de psicópatas, que alcanza a un 1% de la población, siendo la proporción de criminalidad un 1% de ese 1%. Entre los peores psicópatas asesinos figuraría José Bretón, de quien Marlasca recordaba que, frente al rechazo que despertaba en el juicio, su madre se mantuvo cariñosa con él en todo momento. «Hasta el peor de los monstruos tiene alguien que le quiera», reflexionó el periodista.

Joan Vila (El ángel de la muerte), Ana Julia Quezada, Alfredo Galán (El asesino de la baraja)… Una galería estremecedora (88% hombres, 12% mujeres), sí, pero cuyo conocimiento y estudio resulta imprescindible a la hora de prevenir futuras amenazas de asesinos en serie.

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