Opinión | EL TRIÁNGULO

De la España vaciada quedan los tractores

Sólo han pasado cinco años de la Revuelta de la España Vaciada que llevó a Madrid a más de 100.000 personas pidiendo el reconocimiento de las zonas despobladas. El eje Cuenca, Soria y Teruel con sus organizaciones empresariales al frente, integradas en el lobi europeo de la Red de Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa (SSPA) que ya llevaba varios años trabajando fue el pistoletazo de salida para la organización del resto de las provincias del interior afectadas por el mismo éxodo. Las plataformas ciudadanas lideradas por Teruel Existe y Soria ¡Ya! lograron el éxito de esta manifestación y la atención de todos los medios de comunicación nacionales y europeos.

Tres años más tarde, en 2022, la capacidad de convocatoria reunió sólo a 30 personas en lo que iba a ser la celebración del tercer aniversario.

Lo que pasó mientras tanto es un ejemplo más de cómo morir de éxito en la política española que se suma a los casos de Podemos o Ciudadanos. Empezar a correr y pensar que eso nos hacía candidatos a obtener pódium en una maratón es el mal de los activismos ciudadanos de principio de este siglo que se transformaron en partido político esperando rentabilizar la protesta. Le funcionó a Teruel Existe consiguiendo un diputado al Congreso en las elecciones generales de 2019, que además era decisivo para formar mayorías. Obtuvieron representación parlamentaria Soria ¡Ya! con tres escaños y uno Por Ávila, en las autonómicas de Castilla y León en 2022, muy lejos de la bisagra que pretendían ser, se vieron arrastrados por la nueva mayoría PP-Vox que a partir de ahí se replicaría en la Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura, Baleares y Murcia. Teruel Existe obtuvo tres escaños en las Cortes de Aragón con los que apoyó al Partido Popular, y a partir de aquí, la nada en las numerosas provincias en las que se presentaba la marca. De las previsiones de los sondeos electorales de finales de 2021 que les otorgaban hasta 15 escaños en el Congreso a cero en 2023. De la España que se preveía poco menos que cantonalista al crecimiento del bipartidismo con la supervivencia de los nacionalismos periféricos en igual número, pero más influyentes para los proyectos políticos del gobierno. Una vez más, se dilapida una energía social que parecía imparable y que no supo transformarse con un liderazgo atractivo, una implantación territorial que debe hacerse a pico y pala, que se dejó seducir por los cantos de sirenas que nublan el alma. Nos queda la nueva revuelta agraria, la espontánea, que conociendo los riesgos de los que estuvieron antes, deberían ir con cuidado para ser de todos y no de unos pocos.

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