Opinión | EL TRIÁNGULO

En defensa del agua perdida

En Paracuellos de la Ribera y toda la orilla del Jalón pasaron del «agua que se defiende» cuando conocieron el Proyecto del embalse de Mularroya hace 25 años, a un domingo más, este 12 de mayo, «defender el agua perdida». Son los lemas de un tiempo convertido en derrota y de una gente que no rebla.

Son 115 habitantes en pie de guerra en la comarca de Calatayud más el resto de los pueblos unidos inquebrantablemente para seguir denunciando la tropelía de quitarles uno de los elementos de vida por los que se producen migraciones y guerras de intereses económicos. Cuando algunos hablan desde los despachos del diseño de las infraestructuras, de los trasvases como la solución mágica sin afectados ni consecuencias, una parte de nuestra comunidad autónoma lleva organizándose en lucha para las nuevas generaciones, como un homenaje a sus padres, con la vida del río Jalón de fondo.

Las obras del trasvase del Jalón al río Grío para llenar el embalse de Mularroya provocaron el desecamiento de los acuíferos del pueblo y su fuente como referencia, así como la merma en el de El Frasno e hicieron inviables los pequeños cultivos de abastecimiento de la zona. Ante las reiteradas promesas incumplidas, que la UTE iba a resolver el problema pinchando el acuífero en otro punto y restaurar el caudal, que cuando termine el sellado de la obra serán restituidos, los pueblos llevan reclamando los usos públicos y privados del agua que no están pudiendo disfrutar mientras el pantano se llena. Con el miedo mientras el agua del río Jalón va rebajando su caudal hasta que la presa de derivación termine secándolo, los vecinos afectados han pedido en numerosas ocasiones la paralización hasta que se aclare la situación de una obra de trasvase que acumula cuatro sentencias judiciales por incumplimiento de la normativa estatal y europea.

La Confederación Hidrográfica del Ebro reconoce que las obras han causado todos estos efectos de los que los vecinos venían advirtiendo, y se siguen movilizando una y otra vez, en su propia tierra, ante la CHE, en el tajo de las obras sin respuesta por parte de la administración, sin cumplimiento de las sentencias judiciales, dos de la Audiencia Nacional, una del TSJA y una del Tribunal Supremo. Es la lucha histórica del pequeño contra el poderoso, de la sostenibilidad frente al desarrollo por anegación. La fuente en la que se manifiestan los vecinos el domingo, llevaba manando más de quinientos años, y hace justo uno paró como consecuencia de las obras que paradójicamente venían a asegurar el agua. Son tiempos confusos a los que solo queda agarrarse a la unión ciudadana.

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