Ha pasado casi una semana desde la permanencia matemática y ha sido centro de elogios. ¿Cómo se siente?

--Bien. Lo he llevado todo con naturalidad, entendiendo un poco la situación y a la afición. El fútbol es de los futbolistas, aunque el reconocimiento está muy bien, he aportado mi granito de arena en el aspecto de competitividad, de sacar el máximo rendimiento. Mi satisfacción es por el deber cumplido y por el prestigio del Zaragoza, por lo vital que era lograr esa permanencia.

--¿Qué porcentaje se atribuye en el logro?

--Me gustan mucho la estadística y los datos pero el tema del porcentaje hay que tener en cuenta que el colectivo, y me refiero a la plantilla, al cuerpo técnico, al club, pero también a la afición, a ese chaval por ejemplo que todos los partidos está con el megáfono en La Romareda... todos suman. Todos sumamos. Yo llegué y pedí el máximo de positividad y también los medios habéis ayudado. Obviamente, un tanto por ciento elevadísimo son los futbolistas. El resto sumamos desde nuestra posición.

--¿Le gusta la palabra milagro para lo conseguido?

--En tantas jornadas, algo de suerte en momentos puntuales hemos tenido, es una de las variables que no dominas. Por ejemplo, el gol ante el Lugo en mi debut, que lo dio el VAR, y era vital ganar tras la llegada del nuevo entrenador y en una dinámica muy mala anterior. El factor suerte siempre está ahí. En cualquier profesión lo que tiene que predominar es el trabajo y este milagro si se quiere denominar así llega por ese esfuerzo colectivo. Como decía Di Stéfano, si rezas tú y reza el rival, empatas. Así que no hay milagro. En esta trayectoria, el equipo ha hecho muchas cosas muy buenas para esta reacción. Si no, no se entenderían los números.

--Habla de rezar y ya se sabe que usted es muy católico. ¿Hasta qué punto se apoya en su fe a la hora de conseguir un objetivo como el logrado en el Zaragoza?

--Para mí esa fe es una ayuda que supone todo. Cada día doy gracias a Dios por la cantidad de cosas buenas que me pasan. Aquí he conocido a dos sacerdotes, Fernando Arregui y Juan Antonio Gracia, que han supuesto un apoyo indiscutible, como también lo ha sido la inmensa fortuna de contar al lado con la historia viva del Real Zaragoza, como Belsué o Cuartero, conociendo a otros como Luis Costa o Manolo Nieves. Todos me han puesto ese chute de energía en este trayecto.

--¿Hubo momentos de debilidad, de decir no lo vamos a conseguir?

--No diría debilidad, pero sí mucha más responsabilidad. La derrota con el Alcorcón y después perder ante el Oviedo… En ese momento, buff… se hace duro. Tuvimos la suerte de ganar luego en casa (Tenerife). Y después de caer en Vallecas también, por la forma en que se produjo, aunque nos levantamos muy bien, con una dinámica buenísima y perdiendo solo un partido (Girona) hasta lograr la permanencia. Sumábamos empates y se hablaba de su valor, pero yo sabía que esos puntos a la larga dan mucho. Y lo dieron. El equipo tuvo mucha fuerza psicológica en esos momentos, no de dudas pero sí de mayor flaqueza por lo que cuesta llegar a la orilla, los solventó muy bien.

"Esta ha sido la etapa de mayor sufrimiento en mi carrera, donde más he sentido la presión"

--Cartagena, en Segunda B rozando subir, Alcoyano, donde le pasó igual, los dos buenos años en el ‘Efesé’ en Segunda o la gran temporada en el Salamanca, el éxito en el Levante europeo, el descenso con el Valladolid… ¿Esta ha sido su etapa de mayor sufrimiento?

--Sí, donde más he sentido el peso de la presión. Por la situación en la que llego, el margen de error es mínimo, por no decir ninguno. En Valladolid, por ejemplo, bajamos en el último partido, pero antes hubo muchas opciones de salvarnos. Aquí estaba el momento delicadísimo, la importancia del club, llegar a sus oficinas y ver esa historia, las Copas, aquella Recopa, el peso de la ciudad, salir a la calle, notar ese aliento, la preocupación de la gente… Todo eso supone toneladas de responsabilidad.

"Al lograr la permanencia me acordé de mis padres, son el legado, la esencia. Sus valores los he puesto al servicio del Zaragoza y me hicieron no desfallecer"

--¿De quién se acordó tras lograr la permanencia?

--De mis padres, que llevan tiempo sin estar entre nosotros, pero son el legado, mi esencia. Me dejaron esa capacidad de lucha diaria, de creer en lo que hago, de compromiso, de sacrificio. Esos valores los he puesto al servicio de una entidad como el Zaragoza y me han hecho no desfallecer, porque igual que yo trato de motivar y alimentar a mis jugadores, también necesito retroalimentarme. Por eso, mi primer pensamiento al lograrlo fue para ellos.

--El estilo conservador, los empates, la polémica sobre si tenía que jugar Azón… ¿Entendía tanta controversia en medio de una situación tan delicada y cuando el equipo estaba reaccionando?

--Sí, yo entiendo y acepto todo. En el fútbol todos los entrenadores tenemos nuestro sello, nuestra impronta. Yo sé cuando me mido a un equipo de un determinado técnico lo que me puedo esperar, si es de más o menos repliegue, de posesión o contras… De Juan Ignacio Martínez se pueden hablar muchas cosas, pero a excepción del Levante, donde hubo un claro consenso en el estilo con el vestuario, para jugar a esperar y salir a la contra, aunque también después hicimos muchas más cosas, todos mis equipos le han dado mucho valor a la pelota. Al principio, cuando solo llevaba dos partidos, dije que el estilo de JIM se iba a ver desde entonces y quería que se entendiera que teníamos que ser muy prácticos y muy contundentes, con una determinación terrible. Si no dominas tu área es muy difícil hacerlo en la del rival. Y eso el equipo lo interpretó muy bien. Supo sufrir y en eso estuvo mucha parte de su valor.

--¿Va a ser Juan Ignacio Martínez el entrenador del Zaragoza el 14 de agosto, cuando empiece la Liga?

--Aquí hay cero dudas y sí existe el máximo compromiso por mi parte en el futuro proyecto del Zaragoza. Ha habido ya una reunión con el director general y con el director deportivo y yo ya lo sé por boca del club que hay plena confianza en mi labor. Lo que queremos es volver a colocar al Real Zaragoza en el lugar en el que se merece. Cuando yo llego, vengo con la idea no solo de salvarlo, sino de jugar con este equipo en Primera, pero no lo podía decir así porque la gente habría pensado que estaba loco, con la situación que vivía el Zaragoza. Mi contrato estaba supeditado a eso, a lograr la permanencia este año y a hacer un proyecto para pensar en el ascenso, siempre desde la humildad y desde la prudencia, porque jamás se asciende en agosto o en diciembre.

--¿Su sueño es dirigir un Zaragoza de Primera?

--Por supuesto, sin duda. Muchos me decían que era un inconsciente al llegar, pero mi meta la tenía clara, festejar ese ascenso y dirigir al equipo en Primera.

--Con Torrecilla al lado, claro

--Por supuesto. Miguel es la persona que me abre la puerta del club y vengo aquí porque él me llama. Con otro director deportivo probablemente habría venido otro entrenador. Va a seguir. En la reunión que hemos mantenido con el Zaragoza se ha dado por hecha la continuidad de ambos, de Miguel Torrecilla y de Juan Ignacio Martínez, cuentan con nosotros y ya estamos trabajando en el proyecto de la próxima temporada.

--En esa planificación, hay jugadores cedidos que acaban ese préstamo y algunos, como Peybernes o Sanabria, tienen opciones de continuar.

--Hay que hablar de muchas cosas y hay futbolistas que terminan contrato con los que nos gustaría contar, pero ahora queda un partido de Liga y queremos competir hasta la última jornada. Ya habrá tiempo después, aunque claro que habrá cambios. Hay un informe muy claro del staff para ver la configuración de la plantilla, para ver los refuerzos en ciertas posiciones y para ser competitivos como equipo.

--¿Cuántos fichajes deben llegar y hasta qué punto el ataque, dada la escasez de gol de este año, es prioritario?

--El número es complicado de decir ahora, porque faltan variables. Arriba tenemos a Gabi Fernández y a Alegría que acaban su cesión, mientras que Iván (Azón) y Haris (Vuckic) son propiedad del club. Es obvio que necesitamos más gol el año que viene, que esa carencia nos ha penalizado mucho, aunque sí hemos logrado repartir los goles entre todo el equipo, muchas veces con tantos de defensas o de segunda línea. Sin embargo, para aspirar a volver a Primera es necesario tener más pegada. Lo dice la clasificación, que te deja claro que si no rondas una cifra de goles importante tu objetivo no va a ser estar arriba, donde siempre están los equipos con más pólvora, con más llegada. Es que necesitas un mínimo de 50 goles en ese objetivo, salvo casos muy excepcionales, como este año el Sporting, que no ha hecho tantos, pero encaja muy pocos, aunque tiene al 'Pichichi' de la categoría y se puede acabar quedando fuera del 'playoff'.

“Me gustaría que siguieran Francho, Francés y Azón, pero entiendo que pueden pasar cosas esta pretemporada”

--Francho, Francés e Iván Azón han destacado sobremanera este año y el temor de la afición a que lleguen los traspasos como en el pasado han sido los de Vallejo, Soro, Pep Biel o Guti está ahí. ¿Qué le transmite el club a usted?

--Hemos hablado ya de planificación y sé que va a haber muchos rumores. A mí me gustaría que los chicos que han tenido ese rendimiento tan bueno con nosotros siguieran, los conocemos bien y sabemos de su rendimiento, de su nivel y de su progresión, pero entiendo que puedan pasar cosas en esta pretemporada. Vamos dejar pasar el tiempo y ya veremos qué sucede.

--¿Ese mismo discurso vale para Juanjo Narváez? Tuvo ofertas de Primera en enero, del Elche en concreto, y es más que factible que las vuelva a tener

--Es inevitable que las tenga otra vez y ya se verá qué pasa. Tuvo sus cosillas en el mercado de invierno y siguió, además haciéndolo con un compromiso absoluto, indiscutible. Por ejemplo, lleva algunas jornadas sin meter gol y es uno de los lanzadores de penaltis, de hecho metió dos y solo falló uno, pero no ha sido egoísta, ha visto que otro compañero tenía esa decisión y no ha buscado tirarlo él, incluso en Las Palmas donde hubo hasta dos. Él siempre ha mirado más en el equipo que en él, y le define muy bien, porque más allá del gol ha hecho un trabajo colectivo excelente cuando lo he metido en banda para ayudar al equipo y eso hay que valorarlo.

El entrenador del Real Zaragoza se muestra muy optimista de cara al futuro. CHUS MARCHADOR

--La ausencia de público en La Romareda, ¿le da más valor a la reacción?

--Este estadio vacío a los rivales también les impone. Hay mucha energía heredada del tiempo. Con los aficionados, con ese aliento, nos hubiera aliviado mucho más el sufrimiento, sobre todo en esos partidos tan ajustados que hemos tenido, porque seguro que habrían tirado más del equipo. Es una pena lo sucedido con la pandemia desde hace más de un año y también lo vivido ahora con las fases, porque con lo que nos jugamos todos es incoherente que en unos campos entre afición y en otros no. Eso es duro y si fuera aficionado me costaría mucho entenderlo.

--El Zaragoza por tamaño de entidad y repercusión social de su afición es más grande que los clubs que ha dirigido. ¿Cómo se imagina una Romareda llena empujando al equipo?

--Lo he vivido como rival y me apetece muchísimo sentirlo a mi favor, ver cómo ruge y tira del equipo. Tener eso a favor el jugador lo agradece muchísimo. Si hemos logrado el objetivo en ese trayecto tan difícil sin la presencia de la afición en las gradas, aunque sí sintiendo su apoyo fuera, por ejemplo cuando nos acompañaban al estadio, qué no habríamos logrado con ellos allí. Yo espero y deseo que todo esto ya se acabe, que puedan volver a sus asientos y que el equipo le dé lo que ellos esperan, ese recuperar el sitio que el club y su gente merecen.

--Habla en todo momento de colocar al Zaragoza en el lugar que merece y lo hace sin tapujos, aunque con humildad. ¿Le preocupa las diferencias económicas que va a haber con otros clubs? Este año por ejemplo el Espanyol tenía casi seis veces más límite salarial que el Zaragoza. Así es difícil competir.

--Las diferencias están ahí. Esa ayuda al equipo que baja por ejemplo es un hándicap para los que estamos ya en Segunda. No vamos a tener esa capacidad que sí tendrán otros, pero tenemos otras cosas importantes, hay que sabernos aprovechar de nuestra marca, de lo que es el Zaragoza, de lo que supone su afición y de la ilusión. Esas tienen que ser nuestras bazas, siendo conscientes también de que la historia del club es importante como muestra de lo que ha sido, de su grandeza, pero que hay que dejarla a un lado, que nos recuerde lo que fuimos, pero teniendo muy presente lo que somos, nuestra realidad y nuestra lucha.

--Y acertar con los refuerzos. Con menos dinero, el margen de error baja muchísimo.

--Ahí contamos con la figura de Miguel Torrecilla, conoce muy bien el mercado y sé que va a poder armar un equipo competitivo. Obviamente, se puede dar que un futbolista quiera ir a otro sitio por dinero y ahí no puedes hacer nada. Eso sí, el jugador que venga sabemos que vendrá sin priorizar el aspecto económico y sobre todo su compromiso va a ser tremendo y muy fuerte para venir.

“Tengo más ilusión que cuando llegué, ahora es el momento de disfrutar con mi equipo”

--A veces a los que llegan el escudo les pesa.

--El que venga tiene que saber aguantar esa presión que implica el Zaragoza y que aquí todos tenemos por situar al club en su lugar. No me gusta hablar mucho de Primera y sí de devolver al equipo a su sitio. Y eso exige el máximo compromiso y no confundirnos. Y sobre todo más ilusión en todos, en mí el primero, que tengo y voy a tener más que cuando llegué. Me decían al principio, al llegar, que tenía que sonreír más, que se me veía tenso, ahora es el momento de disfrutar con mi equipo y con mis aficionados de una temporada donde podamos lograr ese objetivo que merecemos.