El cambio de propiedad en el Real Zaragoza parece solo cuestión de tiempo. La fase de venta de la mayoría de las acciones entra en una recta final que debería presentar a un nuevo dueño del club e iniciar otra etapa en la existencia de una entidad que afrontará en agosto su novena temporada consecutiva en Segunda División, algo inédito en su historia. La venta está al caer y todo apunta a un desenlace rápido, nunca superior a dos semanas. 

En estos momentos, y según ha podido saber este diario, el Real Zaragoza trabaja en dos vías para proceder a la venta. En ambos casos, la operación se acometería a través de la adquisición de la mayoría de las acciones, es decir, la entidad cambiaría de manos y César Alierta dejaría de ser el máximo accionista. Si todo transcurre como está previsto, el Real Zaragoza será otro de forma inminente, lo que propiciará, a su vez, profundos cambios estructurales. El proyecto actual, de este modo, habría llegado a su fin sin haber logrado el ansiado retorno a Primera División.

El nuevo horizonte que se abre ahora permanece, en todo caso, envuelto en hermetismo. Las negociaciones aún no han culminado y la propiedad mantiene abierta esa doble vía de negociación de la que poco más se sabe más allá de que se trataría de capital español pero sin participación aragonesa. Tampoco incluiría, en principio, fondos americanos ni comandados por jeques. 

Los dos posibles compradores, que habrían acometido las negociaciones de distinto modo, son, en estos momentos, los únicos candidatos a hacerse cargo del Real Zaragoza, cuya actual propiedad considera que las dos opciones cumplirían con los requisitos exigidos para proceder a la operación, sobre todo, en lo que a solvencia y seguridad se refiere,

Aunque, a pesar de que el futuro dueño del Real Zaragoza parece estar entre esas dos alternativas, sigue sin estar descartada una tercera vía a la que se acudiría en caso de que ninguna de las dos negociaciones acaben fructificando. En ese escenario, el Real Zaragoza se abocaría a una refinanciación de la deuda, algo que si bien se sigue contemplando solo se llevaría a cabo en caso de que las dos opciones de venta acaben fracasando. En esa tesitura, los actuales propietarios del club permanecerían en él durante algún tiempo más.

CSD, paso obligado

Eso sí, el cambio de propietario, si es que acaba produciéndose, debe ser autorizado por el Consejo Superior de Deportes (CSD), que, para ello, se encarga de supervisar la procedencia del dinero con el que los compradores pretenden llevar a cabo la operación para hacerse cargo de la entidad. Sin ese visto bueno no habrá cambio alguno.

Así que los próximos días se antojan decisivos en el porvenir de un Real Zaragoza que podría estar a punto de poner fin a una etapa marcada por la irregularidad deportiva y la solvencia económica, lo que ha permitido reducir la deuda hasta los 71,026 millones de euros que ahora mismo tiene la entidad. 

Además, el próximo miércoles 16 expira el plazo para que el Real Zaragoza sume más adhesiones a la propuesta de modificación del convenio de acreedores aunque ya está claro que se va a llevar a cabo sin problemas. La jueza del Juzgado Mercantil Número 2, María del Carmen Villellas, admitió a mediados de abril la solicitud del club tras recibirla el pasado 12 de marzo y dar traslado a los tres administradores concursales, Carlos Terreu, Andrés Jiménez y Jorge Aso, para que dieran su conformidad.

La deuda total ordinaria del Real Zaragoza asciende a 24,7 millones y la solicitud pide que los pagos, que debían finalizar en 2025, se prolonguen de forma lineal hasta 2030, es decir cinco años más, a razón de 2,47 millones anuales. Es la segunda modificación del convenio de acreedores que presenta el Zaragoza tras la presentada en el 2016.